SALT LAKE CITY — El 17 de septiembre parroquias y misiones a lo largo y ancho de la Diócesis de Salt Lake City celebraron el Domingo Catequético para “reconocer la importancia del ministerio de la enseñanza de la Iglesia y para honrar a quienes sirven a la comunidad de Cristianos como catequistas,” se lee en la Conferencia de Obispos Católicos de los Estado Unidos.
La raíz de la palabra catequesis viene del griego que significa hacer eco o resonar.
“El Catecismo es el acto de resonar o llevar las enseñanzas de la Iglesia al mundo. Un catequista es la persona quien enseña a nombre de la Iglesia,” se lee en el USCCB.
La Oficina diocesana del Ministerio Hispano este año certificará a 46 catequistas como parte de su programa de formación de fe en español. La Oficina diocesana de formación de Fe es la encargada de la formación en inglés.
Entre estos 46 nuevos catequistas esta Mathilde Toledo, de la parroquia de San Pero y San Pablo en West Valley City.
Para Toledo el ser catequista es más que una vocación, es una gran bendición de vida. Ella reconoce que su vida ha estado llena de retos y de algunas dificultades.
“Cuando tenía 11 años de edad el gobierno me tomó y de allí fui puesta en adopción,” dijo Toledo., pero en lugar de “enojarme o preguntarle a Dios porque a mí, de alguna manera esto me acercó con Él.”
Su lección de vida, que es algo que quiere compartir, es que con Dios a tu lado nada es imposible.
“El Señor ha sido muy generoso conmigo, ha derramado sus bendiciones en mi familia, especialmente en mis hijos,” dijo Toledo recalcando que ella comenzó a servir en su parroquia cuando su hija cumplió 3 años. Su hija ahora tiene 15 años de edad.
“Como papás a veces perdemos el enfoque en lo más importante que tenemos además de Dios, nuestros hijos,” dijo Toledo, agregando que los papás necesitan formar a sus hijos en la fe.
“A veces las personas no le dedican tiempo a su camino de fe, pero en mi caso eso fue parte de lo que me motivo para ser catequista.”
El más grande reto en su camino como catequista ha sido “el ver como un catequista realmente puede enseñar a los niños a querer a Jesucristo,” dijo Toledo.
Sin embargo, las personas no deben de forzar la fe.
“El mostrarles que nuestro Señor es misericordioso, que nos ama, que es alguien con el que pueden platicar y compartir su sentimientos, sus temores, sus logros y sus retos, es la mejor manera de enseñarlos a conocer a nuestro Señor, a nuestro Salvador.”
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