Pilares de la Cuaresma ayudan a que los Católicos se acerquen con Dios

Friday, Feb. 17, 2023
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By Marie Mischel
Intermountain Catholic

Traducción: Laura Vallejo

SALT LAKE CITY — En el primer día de la Cuaresma, los católicos reciben las cenizas bien sea en forma de cruz o esparcidas en su cabeza, como un recordatorio de que son criaturas que morirán y regresarán a ser polvo.

La ceremonia del Miércoles de Ceniza es también un llamado a “alejarse del pecado y ser fieles al Evangelio,” como un ministro que distribute cenizas puede decir en lugar de “en polvo eres y en polvo te convertirás.”

Una frente marcada con Cenizas es un símbolo muy público del comienzo del período de oración, ayuno y caridad que tiene el fin de ser una ‘metanoia’ conversión espiritual que transforma los pecados y acerca a Dios.

La Cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo, justo a tiempo para el Triduo Pascual, y al final llega la Resurrección de Jesucristo en la Pascua.

Durante este tiempo de penitencia, los Catolicos están llamados a practicar los tres pilares de la Cuaresma: oración, ayuno y caridad. Puede que busquen al Señor en la oración al leer las Escrituras u otras obras espirituales, al practicar el control a través del ayuno y a servir a sus semejantes a través de la caridad.

Oración

La Iglesia Católica cuenta con una rica tradición de oración, la que San Juan Damascene llamaba el descubrimiento de la mente ante Dios.

“Dios siempre ha llamado a la oración.” se lee en el Catecismo de  la Iglesia Catolic, haciendo hincapié de numerosos ejemplos de oración en el Antiguo Testamento así como “del perfecto modelo de oración” de Jesús.

“Jesús enseñó a sus discípulos a orar con un corazón puro, con vida y preservando la fe, con una rectitud fi-lial,” se lee en el Catecismo. “Él nos llama a la vigilancia y nos invita a estar presentes en las peticiones a Dios en su nombre.”

La Iglesia ofrece tres “expresiones de oración”: la oración vocal, tal como la recitación del Padre Nuestro; la meditación, la cual tiene el fin de confrontar con uno mismo lo que se ha leído y la oración contemplativa. La cual enfoca la atención en el Señor- “El me ve y yo lo veo,” como un peregrino le dijo a San Juan Vianney acerca del tiempo que paso hincado en el tabernáculo.

Existen varias formas de oración: bendición y adoración, petición, intersección, agradecimiento, contricción y alabanza. Cada forma ayuda a que la persona que ora profundice su relación con Dios.

La Cuaresma es un tiempo durante el cual los católicos se enfocan en renovar su relación y conversaciones con Dios durante la oración  la cual es un encuentro del humano y lo conduce a una unión con Cristo.

Ayuno

 

Durante la Cuaresma todos los católicos mayores de 14 años de edad deben de abstenerse de comer carne el Miércoles de Ceniza así como todos los viernes durante el tiempo penitencial, a menos de que un Viernes sea una Solemnidad. (Para una lista completa de los requisitos vea la pág. 16)

Entre las muchas razones para limitar nuestra comida y bebida son el obedecer a Dios, la práctica de la disciplina, el expresar nuestra hambre por Dios, el enseñar solidaridad con los pobres y el estar absueltos de pecados, todo con esperanza de obtener el don divino.

Jesús mismo nos dio las direcciones del ayuno. En el Evangelio de Mateo Jesús le dijo a sus seguidores no ver un rechazo en el áyuno sino que “ungir sus cabezas y lavar sus rostros, para que su ayuno no sea visto por los hombres sino quien secretamente es su Padre; y su Padre quien en secreto te recompensará.”

Exponiendo sobre  la teoría del ayuno, Santo Tomás de Aquino en la  Suma Teológica dice que el ejercer el ayuno debe de ser evitado; una persona debe de comer lo suficiente para poder vivir y mantener la suficiente fuerza para “realizar los trabajos a los que está obligado.” En respuesta a quienes ayuna en exceso Aquino citó a San Agustín, “En orden a la virtud no importa en modo alguno qué alimentos o qué cantidad se toma, mientras el hombre lo haga en conformidad con los hombres con los que vive y con su propia persona y según las exigencias de su propia salud, sino con qué facilidad y serenidad de ánimo sabe el hombre privarse de ellos cuando es conveniente o necesario.

San Francisco de Sales ofreció una advertencia similar sobre la necesidad de la moderación en el ayuno. también sugirió el llevar el ayuno en “ciertos días que son ordenados por la Iglesia” para el beneficio espiritual del ayuno, pero advierte que un uso moderado en el ayuno, disciplina y ausuteridad a hecho que muchos sean inútiles en los trabajos de caridad durante los mejores años de sus vidas.”

En sus escrituras del siglo IV, San Basilio Magno evocó las enseñanzas de Cristo en cuanto a que una persona que ayuna debe mantenerse como “el militar arenga a sus soldados y los inflama, de tal modo que desafían a la muerte; el entrenador pone delante de sus atletas la corona del premio, y al oírle no se amedran ya por ningún esfuerzo. Dejadme a mí que os dirija la palabra para alentaros a esta batalla del ayuno, preparatorio de la gran fiesta….. El ayuno es útil en todo tiempo e impide siempre los ataques del demonio. Pero, sobre todo, se promulga por él en el orbe entero el edicto penitente. Soldados y caminantes, maridos y mercaderes, lo reciben con gozo. Nadie, pues, se excluya del censo que los ángeles van formando por las ciudades, viendo quién ayuna. ¿Eres rico? No creas al ayuno indigno de tu mesa. ¿Pobre? No digas que es el campanero eterno de la tuya. ¿Niño? ¿Qué mejor escuela? (Hom. Alegrad, pues, vuestros rostros. Los histriones representan el papel de los hipócritas asumiendo el tipo de personajes que no son. No lo hagas tú; ayuna, y ayuna con alegría.”

San Basilio agregó que el ayuno es un don antiguo a través del cual las enmiendas de Dios se hacen.

“El ayuno lo conduce a uno a estar más cerca de Dios, y … la indulgencia aleja la salvación. Una vez que uno desciende a la indulgencia uno está en camino a la perdición.”

Siguiendo con las enseñanzas de la Iglesia, San Basilio dice que ayunar no solo es abstenerse de alimentos sino que también “consiste en alejamiento de los vicios” tales como insultar o estar enojado.

“El enojo es una intoxicación del alma, enloqueciéndola, tal y como el vino lo hace,” escribió.

Siguiendo al Vaticano II, las anteriores escrituras sobre el ayuno fueron reducidas. Sin embrago, “la necesidad del escepticismo el cual reprende al cuerpo y con-lleva al sometimiento, está afirmado con la insistencia del ejemplo de Cristo mismo,” se lee en la Constitución Apostólica Paenitemini del Papa Pablo VI.  

Una relación íntima existe entre el acto externo de la penitencia y la conversión interna; esto “se afirma y es ampliamente desarrollado en los textos litúrgicos y en los autores de cada era,” escribio  San Pablo VI.

Siguiendo con el tema de su predecesor, el Papa San Juan Pablo II dijo en su audiencia general del 21 de marzo de 1979 que la “la esencia de la penitencia cuaresmal está constituida no sólo por el ayuno, sino también por la oración y la limosna (obras de misericordia). Es preciso, pues, decidir, según las circunstancias, en qué puede ser “sustituido” el mismo ayuno por obras de misericordia y por la oración… El ayuno en el tiempo de Cuaresma es la expresión de nuestra solidaridad con Cristo. Tal ha sido el significado de la Cuaresma a través de los siglos y así permanece hoy.”

La teología moderna permite que las personas se sacien con sensaciones, así que “el hombre contemporáneo debe ayunar, es decir, abstenerse no sólo de la comida o bebida, sino de otros muchos medios de consumo, de estímulos, de satisfacción de los sentidos: ayunar significa abstenerse, renunciar a algo,” agregó el Papa

“La renuncia a las sensaciones, a los estímulos, a los placeres y también a la comida y bebida, no es un fin en sí mismo. Debe ser, por así decirlo, allanar el camino para contenidos más profundos de los que “se alimenta” el hombre interior. Tal renuncia, tal mortificación debe servir para crear en el hombre las condiciones en orden a vivir los valores superiores, de los que está “hambriento” a su modo,” escribió el Papa.

El Papa Francisco agregó a la enseñanza papal sobre el ayuno . Durante su homilía del 2018 sugirió que las personas deben de preguntarse si su ayuno ayuda a los demás; si no es así, este es inconsistente con la verdadera cristiandad. En su mensaje de Cuaresma 2022 el Papa oró: “Que el ayuno corporal que la Iglesia nos pide en Cuaresma fortalezca nuestro espíritu para la lucha contra el pecado. No nos cansemos de pedir perdón en el sacramento de la Penitencia y la Reconciliación, sabiendo que Dios nunca se cansa de perdonar.”

Caridad

La caridad es una manera de compartir los dones de Dios- no solo es la distribución del dinero, sino el compartir los talentos y el tiempo.

Como San Juan Crisóstomo dijo ““No hacer participar a los pobres de los propios bienes es robarles y quitarles la vida; ... lo que poseemos no son bienes nuestros, sino los suyos.”

La caridad o el dar dinero o bienes al pobre es un “acto  de penitencia y de caridad fraternal”, que es “un trabajo de justicia placentero a Dios,” se lee en el catecismo de la Iglesia Católica; entre los ministerios en los que se realizan colectas durante la Cuaresma están el de la Iglesia en Europa Central y del Medio Este, la colecta para las misiones indígenas y africanas, el Plato de Arroz de Catholic Relief Services y la de la Tierra Santa.

Mientras que las prohibiciones del ayuno de Cuaresma están bien definidas, a los católicos se les pide dar caridad según sus circunstancias.

El diccionario define la caridad como el donar dinero o comida al pobre, pero la Iglesia Católica expande la definición para incluir no solo el dinero o los bienes, sino otros actos de caridad.

Las obras de misericordia son “acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales” se lee en el catecismo. “Instruir, aconsejar, consolar, son obras de misericordia espirituales, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos”. Significativamente este punto del Catecismo habla aparte de la limosna hecha a los pobres, a la que califica como “uno de los principales testimonios de la caridad fraterna, y también una práctica de justicia que agrada a Dios”.

La caridad es “una virtud teologal que inclina al hombre a amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo por Dios,” se lee en el catecismo agregando que , “ El Señor nos pide que amemos como Él hasta a nuestros enemigos, que nos hagamos prójimos del más lejano, que amemos a los niños y a los pobres como a Él mismo.”

Tal vez la mejor definición  de caridad es la que el Apóstol Pablo nos brinden su primer Carta a los Corintos “La caridad es paciente, la caridad es amable; no es envidiosa, no obra con soberbia, no se jacta,  no es ambiciosa, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal,  no se alegra por la injusticia, se complace en la verdad;  todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”

La caridad es una de las primeras virtudes teológicas, las cuales son “las bases de la actividad moral Cristiana; animan y dan un carácter especial,” se lee en el Catecismo. La caridad anima e inspira la práctica de todas las virtudes. Esta “las purifica para ordenarlas al Reino de los cielos; protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la espera de la bienaventuranza eterna.”

Los Papas frecuentemente han escrito sobre la importancia de la caridad.

 En su primer encíclica dedicada a las enseñanzas sociales de la Iglesia, Rerum Novarum, del  Pontifice León XIII sobre la Situación de los Obreros, el Papa escribió que “el hombre no debe considerar las cosas externas como propias, sino como comunes; es decir, de modo que las comparta fácilmente con otros en sus necesidades… A nadie se manda socorrer a los demás con lo necesario para sus usos personales o de los suyos; ni siquiera a dar a otro lo que él mismo necesita para conservar lo que convenga a la persona, a su decoro: Nadie debe vivir de una manera inconveniente… Pero cuando se ha atendido suficientemente a la necesidad y al decoro, es un deber socorrer a los indigentes con caridad. Lo que no necesite, dadlo de limosna… No son éstos, sin embargo, deberes de justicia, salvo en los casos de necesidad extrema, sino de caridad cristiana, la cual, ciertamente, no hay derecho de exigirla por la ley. Pero antes que la ley y el juicio de los hombres están la ley y el juicio de Cristo Dios, que de modos diversos y suavemente aconseja la práctica de dar: Es mejor dar que recibir.”

Más de un siglo después, el Papa Benedicto XVI dedicó una encíclica “Caritas in Veritate” a los Obispos,a los presbíteros y diáconos, a las personas consagradas, a todos los fieles laicos, y a todos los hombres de buena voluntad, al tema sobre el desarrollo Humano Integral en la Caridad y la Verdad, en donde dice que “ La caridad es la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia. Todas las responsabilidades y compromisos trazados por esta doctrina provienen de la caridad que, según la enseñanza de Jesús, es la síntesis de toda la Ley.”

Los santos también han hablado en plenitud sobre la caridad.

Entre ellos la Madre Teresa quien dijo que “No nos permiten estar satisfechos con tan solo dando dinero. El dinero no es suficiente, el dinero les puede ser conseguido,  pero necesitan de su corazón al amor. Así, difundir su amor donde quiera que vayas.”

El tiempo de Cuaresma es un tiempo para que los católicos nos preparemos para celebrar la Resurrección de Cristo en la Pascua. Los tres polares de la Cuaresma, oración, ayuno y caridad son para que podamos buscar al Señor, sirviéndolo entre Su Pueblo. Es nuestra oración que al final de los 40 días nos habremos purificado de los pecados y hayamos dado un paso más hacia el reino celestial conforme Cristo resucita en la Pascua.

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