Veola Burchett
Special to the Intermountain Catholic
El matrimonio es una vocación, puesto que como lo es una respuesta a un llamado especifico a sentir el amor conyugal como un símbolo imperfecta del amor entre Cristo y la Iglesia. Consecuentemente la decisión de casarse y de tener una familia deben de ser el fruto del proceso de un discernimiento vocacional.” Amoris Laetitia, Cap. 3 parte 2)
Así como lo dice el Papa Francisco, la decisión de casarse no debe tomarse a la ligera. La preparación matrimonial debe de ser un tiempo de discernimiento en oración; un tiempo para evaluarnos a nosotros mismos y a nuestra pareja- nuestros valores, ideas, metas, sueños. La preparación matrimonial es un tiempo maravilloso, pero también un tiempo de trabajo.
Las parejas que se presentan para el matrimonio frecuentemente no entienden todas las idas y venidas y todos los porque y para que cuando se les preguntan. Pongámoslo de manera simple. La meta de la Iglesia es asegurarse que la pareja entienda lo que están pidiendo, y darles las herramientas para comenzar ese camino que dura toda la vida. Es también la responsabilidad de la Iglesia proteger el Sacramento del matrimonio.
Usualmente cuando una pareja llama a su parroquia, la pregunta es ¿qué debemos de hacer para ser casados en la Iglesia? Ese es un buen comienzo. La secretaria parroquial necesita la información pertinente – nombres, fecha anticipada de la boda, a que parroquia se pertenece- antes de agendar una cita bien sea con el sacerdote o con el diácono. En algunas parroquias, un diacono es asignado para apoyar con la preparación matrimonial aun si el sacerdote será quien presida la ceremonia.
Durante la primera reunión con la pareja, el ministro subrayará las varias opciones para la preparación matrimonial, todas bajo la aprobación del párroco local. Es el quien decide cuales programas usar y la frecuencia con la que él o la persona designada se reunirá con la pareja.
Existen varios programas, todos cumplen con las directrices diocesanas.
Cada programa de preparación matrimonial debe cubrir siete puntos: teología, ley matrimonial; amor conyugal, paternidad, maternidad y responsabilidad; familia, liturgia y espiritualidad de la celebración y cuando sea conveniente sobre el cohabitar, matrimonios interreligiosos, segundos matrimonios. Cada uno de esos temas tiene de cuatro a seis criterios que deben de ser cubiertos. El párroco puede escoger cualquier programa que desee mientras este cumpla con lo requisitos.
Algunos párrocos escogen realizar ellos mismos toda la preparación matrimonial, lo cual le da al párroco la oportunidad de conocer más a sus feligreses y muchos párrocos imparten un muy profundo entendimiento de la teología y del matrimonio. Sin embargo, el párroco puede escoger otros programas que ofrecen la perspectiva interna de la realidad del matrimonio.
El párroco también puede elegir un programa de patrocinio de parejas. Este programa está dirigido por un matrimonio de la parroquia quien ha sido entrenado en varios programas de patrocinio de parejas. La pareja de comprometidos se reúne con la pareja de patrocinadores durante varios meses, usualmente semanalmente, para tratar los varios temas que se exploran. El matrimonio les ofrece sus propias experiencias de vida mientras guían a los comprometidos a discutir sus propios valores e ideales. La ventaja de este compromiso uno a uno es que también brinda un lazo con la parroquia- por ejemplo el matrimonio puede arreglar reunirse con los comprometidos durante la Misa dominical y así presentarlas a los demás feligreses. Así se forma un lazo comunitario.
Una forma popular de preparación matrimonial es el Encuentro Católico para comprometidos. Los comprometidos asisten a un retiro junto a otros comprometidos, este es guiado por equipos de matrimonios. Los equipos de matrimonios ofrecen pequeñas presentaciones sobre diversos temas.
Los comprometidos son separados por género para así responder a preguntas relacionadas con los temas, luego se reúnen con sus parejas, intercambian y leen las notas y discuten sus respuestas. La desventaja es que el tiempo no es suficiente para desarrollar una discusión profunda, así es que se anima a que las parejas continúen la conversación después del retiro. La ventaja del encuentro para comprometidos es que permite que estos se conozcan entre ellos, y el requisito es completado en un solo fin de semana.
Una tercera opción la cual apenas estamos comenzando a explorar son los programas en línea. Uno que yo recomiendo está basado en la diócesis de Colorado Springs, el cual permite a las parejas tomarse su tiempo junto a una pareja mentora capacitada. Esta es una gran alternativa para parejas militares, cuyos horarios son difíciles o para quienes ya tienen hijos a quienes tienen que cuidar. La desventaja es que no existe un lazo con la diócesis local o con la parroquia y no existe la oportunidad de interactuar con otras parejas.
Al trabajar con su párroco, las parejas pueden encontrar el mejor programa que cubra sus necesidades.
Para un matrimonio Católico, las parejas comprometidas también deben de asistir a una sesión introductoria de planificación natural familiar. La Iglesia Católico defiende
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