Reflexión sobre San José

Friday, Mar. 19, 2021
Reflexión sobre San José
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Susan Northway

Directora de la Oficina de Formacion de Fe

Traducido por: Laura Vallejo

El 8 de diciembre del 2020, el Papa Francisco proclamó el Año de San José. En su carta Apostólica Patris Corde (Con corazón de Padre), El Santo Padre nos invita a un viaje espiritual para ampliar nuestro entendimiento del papel de San José en la historia de la Salvación y para renovar la fe, esperanza y amor. El estudio de la Escritura y oración nos ayuda a fortalecernos como peregrinos. Quienes buscan encontraran que, aunque San José aparece en los Evangelios de Mateo y Lucas, sus palabras no fueron registradas. La curiosidad humana frecuentemente conlleva a preguntas y reflexiones más profundas. ¿Quién fue San José?, ¿Por qué el Papa Francisco nos urge a  reflexionar sobre su vida?, ¿Qué aprenderemos de sus elecciones de vida para ayudarnos a construir el Reino de Dios?

Las Escrituras presentan a San José como un hombre justo quien en oración escuchaba al Señor y quien discernió que Dios lo estaba llamando. Encontramos que San José recibió vividos sueños. Aprendemos que él no se sentó solo a pensar en esos sueños. San José eligió obedecer el llamado de Dios al poner en acción los mensajes. Desde su primer humilde acto confiando en el Señor, San José emerge como un hombre extraordinario quien vivió su vida en obediencia a la voluntad de Dios.

Las últimas semanas de mi viaje con San José, descubrí a un José esposo y protector amoroso y cariñoso con María. Cuando supo que María estaba embarazada, y supo que ella no portaba a su hijo, San José decidió silenciosamente romper su compromiso. Su plan no fue llevado a cabo cuando en sus sueños escuchó el mensaje de Dios. Abrió su corazón para casarse con María y formó con ella un hogar.

Me preguntó ¿qué clase de hombre tendría la fortaleza de desafiar las costumbres de esos tiempos?. Reflexionando en la Natividad, encontré a San Jose el cariñoso esposo y me imaginé su determinación conforme buscaba en vano algún albergue.

Acogí su creatividad, su hágalo usted mismo alcance haciendo un pesebre para mantener a Cristo bebe a salvo y caliente en un humilde pesebre. Como María San José debe de haber sopesado muchas cosa en su corazón. ¿Qué sintió y que pensó cuando fue testigo de los pastores y Reyes Magos adorando al divino infante?, ¿Qué oraciones recitaron estos hombres de fe cuando él les presentó al bebé Jesús y escuchó las proféticas pa-labras de Santa Ana?

Durante un peregrinaje muchos encontramos como nuestra imaginación Católica se enciende. Para quienes viajan en busca de San José, su imaginación los ayuda a ver a un San José como un hombre trabajador quien amó y protegió a su familia durante tiempos difíciles y durante la persecución. Ciertamente, San José vivió cuidadosamente, “en las sombras”, como lo dice el Papa Francisco. Visualicé a un hombre habilidoso quien encontró trabajo, aún en un país extranjero. Cuando Dios le volvió a hablar en un sueño a San José, me imaginé que respondió con fe, esperanza y confianza mientras guiaba a su familia al éxodo afuera de Egipto hacia el desierto. Descubrí a un San José, humilde, fuerte y trabajador quien sobrevivió en una tierra extranjera y viajó con seguridad hacia Judea. Lo valoré como un soñador, inteligente y habilidoso. El me recordó a su antiguo antecesor en fe, José hijo de Jacobo.

Me dí cuenta que en los últimos años he conocido a San José el Obrero, este hombre lleno de fe, un sobreviviente valiente. Mi peregrinaje del Año de San José me ha ayudado a recordar el éxodo y estadía de San José, pero también ha estimulado memorias de los poderosos encuentros con los refugiados que he conocido en Utah.

La Palabra de Dios va con nosotros durante los pe-regrinajes. Ví a San José un padre devoto quien enseñó a su hijo las tradiciones de fe de los hebreos. Lo visua-licé compartiendo su fe con Jesús y presentándolo orgullosamente en un Bar Mitzvah. Ciertamente San José vivió el miedo y desesperación de un papá cuando Jesús desapareció durante el camino de regreso del peregrinaje familiar a Jerusalén. Cuando descubrió al joven Jesús enseñando a los mayores en el templo, San José se paró junto a María y escuchó sus palabras de angustia. Escuchó la respuesta de Jesús sobre las enseñanzas en la casa de su padre. Ne pregunté: ¿Qué sintió San José en esos momentos de encuentro con Jesús, el tan esperado Mesías?

Para los peregrinos, San José emerge como el hombre de fe cuya vida representa el mensaje de Jesús en la Oración del Señor. Cristo nos enseña a orar con fe “En la tierra como en el cielo.” La respuesta de un sí de San José al plan del Señor y su participación en la construcción del Reino de Dios. Como María San José cooperó totalmente con el plan de Dios. Vivió con María y con Jesús de acuerdo a la voluntad del Señor cumpliendo su papel esencial en la Historia de la Salvación. San José protector de la Iglesia a través de la historia brilla hoy como un poderos intercesor y un modelo de virtud. Como nuestro Obispo Solis nos recuerda, el Año de San José es un tiempo de renovación de fe, esperanza y amor. Nuestro peregrinaje hacia el Reino de Cristo continua.

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