Hermana Catherine Kamphaus, CSC
Crecí en el suroeste de Idaho. Mis abuelos, maternos y paternos y todas mis tías y tíos vivieran allí. Todos éramos Católicos viviendo en una cultura dominada por los Mormones. Asistí a una escuela Católica. Fue allí en donde por primera vez consideré ser religiosa. Me gustaba mucho la orden de las hermanas franciscanas quienes enseñaban y dirigían la escuela. En 4to y 5to grado comencé a charlar con la Hna. Mary Ralph y la Hna. Noreen. También hablé con mis padres quienes me apoyaron en cuanto a una posible vocación religiosa.
Cuando cursaba 6to grado nos fuimos de la granja de patatas y nos mudamos a Boise. Fue allí en donde conocí a las Hnas. De la Santa Cruz en la academia de St. Therese. Seguí charlando sobre mi vocación religio-sa como una posibilidad pero mis siete hermanas me decían que estaba loca al no querer casarme. Mis padres siguieron apoyándome en mi vocación religiosa. Entonces nos mudamos a Mountain Home, en donde no había escuelas Católicas.
Cuando cursaba la preparatoria, decidí escribir cartas a tres diferentes órdenes religiosas. El único grupo que envió a una persona en lugar de un panfleto fueron las Hermanas de la Santa Cruz. Su directora de vocaciones vino a verme varias veces antes de que tomara la decisión de ingresar a las Hnas. De la Santa Cruz. Sentí que estaban realmente interesadas en mí para enviar a alguien y construir una relación conmigo.
Mi vocación estuvo adoptada por el conocimiento de las hermanas y por las relaciones que entable con ellas. Aún más importante para mí fue la actitud positiva y el ánimo que mis padres me dieron ante el ser una religiosa.
Durante 55 años he sido una Hna. De la Santa Cruz. He tenido la gran bendición de servir a Dios y a la Iglesia. Amo el ministerio en las escuelas Católicas y la educación en los cuales he servido por 50 años y espero poder seguir sirviendo unos cuantos años más. Amo estar en las parroquias compartiendo con otros las diferentes formas de servicio. Cada día respondo al llamado diciendo ‘Si’ a Dios para el ministerio en el que estoy y por las relaciones que tengo.
Si alguien se encuentra discerniendo la vocación a la vida religiosa yo los ánimo a que ella o él oren a diario pidiendo por su vocación y que estén abiertos ante las opciones- bien sea la vida religiosa, el matrimonio la soltería. Un llamado usualmente no se escucha como un fuerte ‘Si’ sino como un susurro. Ingresen a la vida religiosa, si su llamado es fuerte- ustedes tendrán tiempo para decidir si eso es lo que quieren después de ingresar.
PADRES DE FAMILIA_ estén abiertos a que sus hijos sean sacerdotes, hermanas o hermanos religiosos. Hablen con ellos de esas opciones. Oren para que sus hijos elijan la vocación a la que Dios los llama- Casarse, soltería o vida religiosa. Los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos. ¿A qué los esta llamando Dios? ¿Qué tan abiertos están ustedes ante todas las vocaciones?
Traducido por: Laura Vallejo
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