Donna Masek
En el Corazón de la espiritualidad de San Maximiliano Kolbe, OFM, está la total consagración a Dios a través de Nuestra Señora, a quien San Maximiliano llamaba “La Inmaculada”.
La palabra consagración viene del latín “con-sacrare” o “poner de lado para propósito sagrado.”
Es una acción en la que la persona o comunidad se da como regalo a Dios para el uso exclusivo de Dios. Aunque esto aplica primero y más que nada a nuestra relación con Dios, ha sido incluida para incluir la relación con Su madre. Aunque la consagración de Dios a través de María ,es una relación fundamentalmente de fe que tenemos con ambos y con la Santa Iglesia por la consagración del bautismo.
La consagración Mariana va hasta el pie en la Cruz en donde nuestro Señor le dijo a Juan, “Hombre, ahí tienes a tu madre,” y a nuestra Señora “Mujer, ahí tienes a tu hijo,” y los discípulos la llevaron a su hogar. (cf. Juan 19:25-27). En el Siglo XIII, San Francisco de Asís confió su orden a nuestra Señora. En el siglo 19 tenemos a San Luis de Montfort quien promueve la consagración Mariana. A comienzos del S. XX, el mayor promotor de la total consagración fue San Maximiliano Kolbe. Poco después en 1978 el Papa Juan Pablo II eligió como su motto “Totus Tuus” y Santa Teresa de Calcuta se hizo miembrodie MI en 1991.
La oración de consagración a la Inmaculada en el espiritú de San Maximiliano Kolbe, puede ser dividida en tres pasos: El primero es reconocer su papel en la historia de la salvación. Esto está establecido al comienzo de la oración con las palabras ““Oh Inmaculada, Reina del cielo y de la tierra, refugio de los pecadores y Madre nuestra muy amada, a quien Dios ha constituido cauce de toda su misericordia…” Dios con Su bondad nos ha brindado una madre espiritual para interceder por nosotros y a cuya intersección nunca se opone.
En el segundo paso, el alma reconoce la necesidad de una madre espiritual: “Yo....... pecador indigno, me postro ante ti, suplicando que aceptes todo mi ser como cosa y posesión tuya...” sabiendo nuestras imperfecciones, le pedimos que nos ayude a crecer en santidad.
Finalmente,hacemos un llamdo para evangelizar en su nombre: “Haz que en tus manos purísimas y misericordiosas me convierta en instrumento útil para introducir y aumentar tu gloria en tantas almas tibias e indiferentes, y de este modo, aumento en cuanto sea posible el bienaventurado Reino del Sagrado Corazón de Jesús.” Con esta porción de nuestra oración de consagración, nos atrevemos a invitar a los demás a conocer y aceptar la realidad de su Madre spiritual. A cambio, ella los guiara a una relación más cercana con su Hijo.
Conforme se acerca el mes de mayo el cual está dedicado a ella, consideremos renovar nuestra consagración a la Inmaculada. Esta seguro fara frutos tanto en nuestro camino espiritual como ultimadamente en la Diócesis de Salt Lake City.
“Nunca tengas miedo de amar demasiado a la Virgen. Jamás podrás amarla más que Jesús”. San Maximiliano Kolbe
Donna Masek es una voluntaria de la Inmaculada y es la coordinadora de ‘Utah Immaculata Villages’ la cual sirve tanto a la comunidad tanto en inglés como en español.
Traducido por: Laura Vallejo
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