Se festeja el aniversario de la catedral con Misa en espaņol

Friday, Aug. 28, 2009
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La Danza Azteca Quetzalcoatl ameniza la fiesta que se celebró en la plaza de la catedral después de Misa. Banda Lobo también hizo una presentación musical que alegró a la audiencia. La fiesta contó también con una venta de comida. fotos del IC por Priscilla Cabral

SALT LAKE CITY — El monseñor John C. Wester, Obispo de la Diócesis de Salt Lake City, y una congregación de cientos de personas le dieron la bienvenida al monseñor William K. Weigand, Obispo emérito de Sacramento, California durante la Misa en español por el centésimo aniversario de la dedicación de la Catedral de la Magdalena celebrada el 16 de agosto.

El obispo Weigand sirvió como Obispo de la Diócesis de Salt Lake City desde 1980 hasta 1994, cuando el papa Juan Pablo II lo llamó para servir como Obispo en Sacramento.

Durante la homilía, el obispo Weigand recordó sus días en la catedral. Mencionó que vio muchas caras nuevas durante esta visita y elogió el sentido del humor del obispo Wester.

"La catedral tiene al Obispo más gracioso", dijo.

Igualmente enfatizó la importancia de la catedral en la comunidad.

"Ustedes son bendecidos por tener al monumento más prominente que representa la historia y la presencia de los católicos en todos los segmentos de la sociedad de este estado. (La catedral) servirá a las futuras generaciones. Pertenece a toda la diócesis. También es imagen de los que ustedes son. Representa al pueblo santo, o sea nosotros. Representa la belleza espiritual", dijo el obispo Weigand.

La primera lectura de la celebración fue de Proverbios:

"La sabiduría se ha edificado una casa, ha preparado un banquete, ha mezclado el vino y puesto la mesa. Ha enviado a sus criados para que, desde los puntos que dominan la ciudad, anuncien esto: ‘Si alguno es sencillo, que venga acá’. Y a los faltos de juicio les dice: ‘Vengan a comer de mi pan y a beber del vino que he preparado. Dejen su ignorancia y vivirán; avancen por el camino de la prudencia’".

Esta lectura le recordó a los oyentes que por medio del bautismo, "pese a nuestras fallas, somos partícipes de la vida de Dios y destinados a la gloria de Dios, no por nuestros méritos, sino por los de Dios", dijo el obispo Weigand.

La segunda lectura fue extraída de la carta de San Pablo a los Efesios y dijo que los cristianos debemos ser personas responsables.

"Hermanos: tengan cuidado de portarse no como insensatos, sino como prudentes, aprovechando el momento presente, porque los tiempos son malos. No sean irreflexivos, antes bien, traten de entender cuál es la voluntad de Dios. No se embriaguen porque el vino lleva al libertinaje. Llénense, más bien, del Espíritu Santo; expresen sus sentimientos con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando con todo el corazón las alabanzas de nuestro Señor Jesucristo".

"San Pablo enfatiza que somos una creación nueva en proceso y que Jesús sigue redimiéndonos y santificándonos", dijo el obispo Weigand.

El mismo mensaje resonó en el Evangelio según San Juan:

"En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos, ‘Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida’. Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: ‘¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?’ Jesús les dijo: ‘Yo les aseguro: si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre que me ha enviado posee la vida y yo vivo por Él, así también el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre’".

La constante acción redentora de Jesús para con nosotros es evidente en el crecimiento de la comunidad hispana en la población católica del estado.

Los padres franciscanos exploraron Utah en 1770 y las primeras décadas de la Iglesia fueron caracterizadas por una comunidad pequeña, dijo el obispo Weigand. Sin embargo, entre 1960 y 1970 se comenzó a notar un incremento en el número de hispanos especialmente en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Salt Lake City. En esos años, el obispo Weigand había regresado de América Latina tras servir como misionero y se sentía preparado para contribuir para el desarrollo de un ministerio hispano. Tal desarrollo no ocurrió "de la noche a la mañana y todavía continúa", dijo el Obispo.

Igualmente añadió que el 17 de noviembre de 1980 marcó una nueva era para la diócesis. Alrededor de 13,000 personas llenaron el centro de convenciones Salt Palace para celebrar la Misa bilingüe en la que él se ordenó como Obispo. En ese entonces se estableció también la Oficina de Asuntos Hispanos.

El obispo Weigand resaltó que la comunidad hispana ahora representa la mayoría de la población católica en Utah. También felicitó a los líderes hispanos por tomar las riendas en sus parroquias y le recordó a los feligreses que es su responsabilidad el orar por el futuro de la Iglesia.

"Los sacerdotes no caen del cielo. Es una responsabilidad compartida de todo el pueblo el orar por las vocaciones para que de su propia comunidad salgan sacerdotes. Hay una urgencia en todo el país", dijo.

"¡Que viva la Virgen de Guadalupe! ¡Que prospere nuestra fe católica!" terminó el obispo Weigand.

Al final de la Misa, los cientos de feligreses participaron de una fiesta en la que hubo venta de comida y números musicales a cargo de Banda Lobo y Danza Azteca Quetzalcoatl. El comité organizador del evento le agradece a todos aquellos que contribuyeron con su tiempo, trabajo o productos y a aquellos que con su compra ayudaron a recaudar fondos para la iglesia.

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