Seminaristas, una vocación muy plena y satisfactoria

Intermountain Catholic

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SALT LAKE CITY — El llamado a la vida religiosa o del sacerdocio es una vocación que los jóvenes católicos sienten en todo el mundo.

Tal es el caso de Alejandro Camberos, quien junto a Omar Palafox llegaron de México en su proceso para llegar a la vida sacerdotal.

"Yo ya tengo 7 años siendo seminarista y son años fabulosos que Dios me ha regalado muchas experiencias", dijo Camberos quien llegó a Utah en el 2009 procedente de Guadalajara, Jalisco en México.

Camberos entró al seminario a los 28 años de edad una edad poco común para un seminarista ya que por lo general los jóvenes entran al seminario entre los 12 y 18 años de edad. "Yo entré al seminario a una edad madura en donde decidí que eso es lo que en verdad quería y no lo puedo cambiar", señaló Camberos.

La vida de un seminarista está llena de alegrías, satisfacciones y experiencias gratificantes pero también hay momentos de tristeza y de nostalgia pero estos son gratificados con el servicio que hacen en el altar y por el acercamiento que se tiene al sacerdocio, dijo Camberos.

"Mucha gente no conoce al sacerdote, piensan que es una persona santa que no hace nada, otros piensan que solo son unos regañones. Nosotros sabemos que son personas humanas que también lloran, que también se enojan, que tienen alegrías que se ríen mucho y eso es lo gratificante pues dices para allá voy yo, a configurarme como Cristo porque Cristo era una persona 100 por ciento humana", dijo Camberos.

La historia de este seminarista mexicano comenzó desde muy pequeño ya que él estaba muy unido a la iglesia formando parte del coro y en su voluntariado como acólito, aunque la vida sacerdotal nunca estuvo en su mira fue hasta que el pastor de su iglesia, el Padre Elías Moreno de la Iglesia Católica de San José Obrero en Guadalajara, al verlo tan involucrado en la iglesia, lo invitó a tomar un retiro de ocho días en el seminario. Esos días reafirmaron en Camberos su amor por Cristo ya que minuto a minuto él sentía como iba cambiando.

"Cada minuto en el seminario iba cambiando mi forma de pensar; cuando nos leían las historias de los santos, sobre todo de los mártires fue cuando allí, yo sentí esa necesidad de yo quiero ser como él", dijo Camberos, quien a pesar de tener novia, haber comprado ya un terreno para construir una casa, decidió que su camino era Cristo. Y fue así que mediante una invitación del Padre Javier Virgen, Vicario para Asuntos Hispanos y Director de Vocaciones de la Diócesis Católica de Salt Lake City, Camberos llegó a Utah.

"Las vocaciones de seminaristas a nivel mundial es mucha pero particularmente en nuestra Diócesis es importante porque la demanda pastoral para las parroquias es grande", dijo el Padre Virgen, "particularmente de gente capacitada y bilingüe".

La Diócesis Católica de Salt Lake City cuenta con una oficina de vocaciones la cual cuenta con un director y un secretario quienes junto y de la mano del Re-verendísimo Obispo John C. Wester, Obispo de Salt Lake City, se encargan de la formación constante de los seminaristas.

El ser seminarista conlleva un proceso y en el caso de la Diócesis de Salt Lake City cuando el seminarista es ya aceptado como tal se les manda a Seminario Mount Angel en Oregon para que estos sean formados de una manera integral, humana, pastoral, intelectual y espiritualmente.

Actualmente formalmente aceptados existen 8 seminaristas, 7 originarios de Utah y uno de México, y dos más dentro del programa ESL, entre los cuales se encuentra Camberos.

"Existen 5 candidatos más en México que posiblemente el próximo verano llegarán a Utah", señaló el Padre Virgen.

"Sólo hagan la prueba inténtenlo así como yo quería casarme ya tenía un terreno… hice la prueba y ahora estoy aquí, si tu de verdad te entregas en esa prueba verás los resultados, disfrútala y verás que no te vas a arrepentir", remarcó Camberos.

"Vale la pena, vale la pena dejar todo por Cristo, en verdad vale la pena".