Una y otra vez las personas quienes apo-yan los castigos severos para los inmigrantes indocumentados aseguran que "mis antepasados llegaron legalmente, ¿por qué ellos no? Esta realidad se basa en que en esa época virtualmente no existían restricciones para la inmigración hacia los Estados Unidos antes de 1870. En 1870, 40 por ciento de los residentes de Nueva York, Chicago y otras áreas me-tropolitanas de los Estados Unidos fueron pobladas por extranjeros. Así es que esos antepasados llegaron durante un período de gran inmigración y de hecho no violaron ninguna ley. El congreso aprobó el Acto de Exclusión Chino en 1872, el cual restringíos la inmigración de trabajadores chinos. En 1875, el congreso aprobó la ley Page, res-tringiendo la inmigración de mujeres comprometidas en la poligamia y en la prostitución con provisiones hacia las mujeres chinas. Eventualmente esas restricciones inmigratorias para los chinos se expandieron Asia los inmigrantes asiáticos en general. La mano de obra China fue muy utilizada para establecer la América del oeste, particularmente para la construcción de vías del tren. Los Estados Unidos capitalizó rápidamente la mano de obra cuando la necesitaron. Los hombres de negocios alababan a los chinos por su servicio, obediencia e industria. Pero cuando se establecieron, los hombres blancos vieron como los trabajadores chinos ocuparon trabajos que anteriormente solo eran para los blancos y fue ahí en donde la tendencia a demonizar y deshumanizar comenzó. Un indicativo de la actitud de esos tiempos, fue el honorable James G. Blaine, un prominente republicano quien sirvió dos veces como secretario de estado, el cual fue citado diciendo " tenemos este día para decidir si tendremos en la costa del pacifico a la civilización de Cristo o a la civilización de Confucio" el criticismo hacia la labor China rápidamente tomo un tono racial que creo caricaturas llenas de miedo y burla de en donde las personas de origen chino reflejadas como una raza sub humana pagana. La inmigración de personas procedentes de países no asiáticos no fue res-tringida sino hasta 1920 cuando la gran parte de nuestros antepasados ya habían llegado. La implementación de una cuota para que las personas pudieran ingresar a lis Estados Unidos se hizo permanente con el National Origins Immigration Act en 1924. Las cuotas eran más generosas cuando las personas venían del hemisferio del oeste. Se dió preferencia a hijos solteros menores de 21 años, a esposos/as se ciudadanos americanos, y a inmigrantes de más de 21 años de edad que tuvie-ran habilidades para la a-gricultura. La patrulla fronteriza nacional fue esta-blecida en esa época. Uno no puede más que encontrar un refrán familiar en esta breve historia acerca de la inmigración. Será que todos re dedicamos nuestros esfuerzos para alentar que los que hacen las leyes encaren la realidad para que los indocumentados que viven entre nosotros encuentren una manera de vivir aquí legalmente o para que crucen las fronteras abiertamente cuando se requiera de su mano de obra. En este tono, me parece que la pregunta real no es porque los inmigrantes rompen las leyes sino porque la ley rompe los inmigrantes. Tal vez podamos concordar en una cosa: El sistema está roto. Muchos de nosotros concordamos en que lo que se necesita para componer el sistema es una reforma migratoria comprensiva, a nivel federal, que nos permita aceptar los inmigrantes que nuestro país necesita, inmigrante que han ayudado a construir nuestras casas que le dan servicio a estas, que cultivan nuestra comida, que trabajan en nuestros restaurantes y hoteles, esto solo por nombrar algunos. Es verdad que reformar el sistema legal no es fácil. Nuestras leyes migratorias probablemente son tan bizantinas como nuestras leyes de impuestos. Pero la verdad simple es que los seres humanos tienen el derecho a buscar la vida, la felicidad y la libertad. Leyes inapropiadas o inadecuadas no deberían de ser obstáculos para estos derechos dados por Dios a todos, incluyendo a los inmigrantes. Rezo para que mientras nosotros trabajamos agresivamente con el propósito de encontrar soluciones fe-derales, nuestros legisladores estatales harán lo correcto reconociendo la contribución que los inmigrantes realizan y harán sus vidas más soportables en lugar de empujarlos más hacia las sombras, lo que podría llevar a una clase baja permanente en nuestro país.
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