Traducido por: Laura Vallejo
SALT LAKE CITY — Conforme los Católicos tienen su lugar en el mundo, algunos, quienes no sienten el llamado a una vida religiosa, pueden pasar por alto la idea de tener una vocacion, pero todos y cada uno estan llamados a servir en el Reino de Dios.
De acuerdo al llamado bautismal de todos los Católicos, los miembros de la Iglesia “comparten el sacerdocio, profesan. Y bondadosamente trabajan para Cristo, con sus mejores habilidades llevando así la misión de los Cristianos en la Igelsia y en el mundo.” (Consejo Vaticano II, Lumen Gentium).
“Con el bautismo recibimos al Espíritu Santo,” dijo Susan Northway, directora diocesana de Formación de Fe. “Con el bautismo formamos parte del Cuerpo de Cristo y cada uno recibimos el lamado de difundir el Evangelio y de realizar el trabajo de Cristo. Estamos llamados a servir.” Existen llamados dentro de los llamados tales como el sacerdocio, el diaconado o el ministerio eclesial laico, pero “cada perosna está llamada a servir a Cristo en una manera particular.”
Mientras algunas personas están llamadas al sacerdocio o a la vida religiosa, otras han discernido casarse o permanecer solteras y servir a Dios a través de las oportunidades que esas elecciones les ofrecen.
Pete y Vanessa Doumit, feligreses de la parroquia de Santa Rosa de Lima, han estado casados por 17 años. Tienen 6 hijos que van de los 2 a los 16 años de edad. Ambos se casaron sabiendo que esto era una vocación y que Cristo formaría un papel muy importante en su relación.
“Trabajar juntos, el tener la misma base, Cristo es el centro de nuestro matrimonio y la luz guía de nuestras decisiones,” dijo Vanessa Doumit.
Cuando se casaron “estábamos de acuerdo con eso,” dijo Pete Doumit. “Hoy en día y al ver como los matrimonios están colapsando, necesitamos que Cristo este allí en el centro desde el comienzo. Mientras El sea el centro de todas las decisiones, todos los días en nuestro matrimonio, sabemos que vamos a estar bien y con ese entendimiento, reconociendo que el matrimonio es lo que Cristo dijo que era” permanente e indisoluble y que cada uno eramos el mejor amigo del otro y que debíamos de caminar juntos, verdaderamente sentir nuestras promesas y el vivirlas diariamente. Para nosotros, el matrimonio es una vocación.”
Teniendo esa base, como padres de fmilia los Doumit se basan en las gracias sacramentales a través de los tiempos difíciles.
“El ser padres a veces es un reto increible,” dijo Vanessa Doumit. “Si uno no tiene esas gracias extras o si no tiene la habilidad de dar a Dios y de permitirle ayudarte en esos tiempos, puede ser increiblemente agobiante. Yo a veces me encuentro más agobiada y encuentro que mi vida es un caos cuando trato de hacer de más, cuando no le paso algo de esa carga a mi esposo o solo lo pongo en las manos de Dios y le dijo “Ellos fueron tus primeros.”
Los Doumits también se ponen el uno al otro como prioridad en sus vidas y en su trabajo encuentran felicidad en su camino al servicio de Dios. Esos compromisos les dan fuerza y seguridad para ellos y para sus hijos.
“Si uno tiene a Cristo como el centro de todo, si uno esta en la misma página con su pareja desde el comienzo, existirán tormentas, existirán retos, pero con la fe y con estar en la misma página uno puede tomarse de las manos y mantenerse fuerte durante esos tiempos sabiendo que Dios es quien esta al control, que uno va a salir adelante,” dijo Pete Dounit.
El estar llamado a la vocacián del matrimonio es como cualquier otra vocacion, dijo Vanessa Doumit. Aquellos quienes están llamados a compromerse a poner el bienestar de una persona antes que el suyo, bien sea su esposo. La comunidad de fe o el mundo.
“Si uno está llamado a la vocación del matrimonio, ha elegido despertarse cada día y decir ‘elegí morir por esta persona’ hacer lo que tenga que hacer por amor, honrar y servir a esta persona. Cada vocación es así,” dijo ella.
Carol Harley, también feligres de la parroquia de Santa Rosa de Lima, siente paz al construir el Reino de Dios como una persona soltera.
Harley estuvo casada por más de 56 años con su esposo George, quien falleció hace casi 6 años de un ataque al corazón. La pareja tuvo 4 hijos, una mujer y tres hombres. Ahora Hurley ha encontrado maneras de servir y de vivir su vocación como mujer viuda y soltera.
“No creo que tengas que estar casado para formar un papel importante en la Iglesia y en la comunidad.”
Harley es miembro del coro de su Iglesia, lector y Minstro extraordinario de la Comunion.
También está involucrada con el Consejo Diocesano de Mujeres católicas a nivel local diocesano, con el consejo estatal legislativo de mujeres y con las Church Women United. Cada jueves lleva la comunión a 12 personas enfermas.
“Ha sido muy satisfactorio,” dijo Harley sobre su servicio. “Mi ministerio al enfermo, sé que realmente es una ayuda para ellos. Les beneficia, pero tambien ha sido muy gratificante para mi, Me enamoré de esas personas y trato de hacer más que tan solo llevarles la Eucaristía.”
Harley dijo que su fe es muy importante para ella. “Cuando estoy en Misa en mi Iglesia veo a mi alrededor y pienso ‘quiero mucho a estas personas’. Es una familia, es una comunidad. Fueron una gracia salvadora cuando falleció George, el solo saber que están allí.”
Harley se retiro de IRS en 1995. “El habeme retirado me ayuda a estar involucrada en más cosas,” dijo Harley quien estima que pasa cerca de la mitad de su tiempo sirviendo a los demás.
Aquellos quiens no sirven “realmente se están perdiendo de algo,” dijo ella. “Hay muchísima gratificación al estar haciéndolo- espiritual, pero tambien social, física y mentalmente; todo es acerca de eso y el estar involucrada me da una sensación de bienestar.”
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