"Como ustedes lo saben la comunidad Católica así como otras religiones en los Estados Unidos la semana pasada presionaron vigorosamente para que se revertiera la acción tomada por el Departamento de Salud y Servicios Humanos acerca de truncar la libertad religiosa en los Estados Unidos a través de las nuevas regulaciones a las coberturas de salud.
El viernes el Presidente anunció un nuevo acercamiento a este tema que podría ser el primer paso hacia una solución para este tan difícil problema. El Cardenal Thimothy Dolan, Presidente de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos señaló:
"La decisión de hoy [del Presidente] de revisar como los individuos obtienen servicios que son moralmente contrarios a las entidades religiosas y a las personas de fe es el primer paso en la dirección co-rrecta. Esperamos trabajar con la Admi-nistración para garantizar que las conciencias americanas y la libertad religiosa no sean dañadas con estas regulaciones".
A continuación encontrará una carta escrita a principios de la semana pasada por el Reverendísimo John C. Wester, Obispo de Salt Lake City informando a la Diócesis el por qué este problema es tan importante para la futura libertad religiosa
Oremos para que esta resolución al problema en verdad llegue pronto" .
ueridos Hermanos y Hermanas en Cristo,
Les escribo acerca de una situación alarmante y seria que impacta directamente y negativamente a la Iglesia Católica de los Estados Unidos, y azota el derecho fundamental a la libertad de religión de todos los ciudadanos de fe.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos, promulgó la semana pasada, una interpretación nueva y radical a la libertad religiosa cuando anunció sus nuevas regulaciones a las coberturas de salud acerca de que los servicios reproductivos serán mandatorios para todos los empleadores en los Estados Unidos.
Por primera vez en las leyes federales, el gobierno ha determinado que las instituciones religiosas tales como los hospitales Católicos, las caridades Católicas y los Servicios de Ayuda Católicos no son realmente empleadores religiosos ya que no tienen el propósito primario de "inculcar los valores religiosos" y no limitan fundamentalmente sus servicios a aquellas personas de su misma fe.
En otras palabras, estas decisiones administrativas sugieren que las actividades religiosas de nuestros hospitales Católicos, de nuestros servicios sociales a los pobres y los servicios de ayuda a los marginadas en nuestra sociedad, no son realmente actividades religiosas. De hecho, éstos están protegidos por la Primera Enmienda ya que estos constitucionalizan las creencias Católicascompartidos particularmente por todos las comunidades religiosas en los Estados Unidos estas comunidades están llamadas a alimentar y ayudar al pobre, a dar albergue a las personas sin hogar, y a curar al enfermo sin importar la religión de la persona que recibe la ayuda.
Las implicaciones, si se permiten, de esta nueva póliza insidiosa son escalofriantes. Una vez que se haya aceptado que las instituciones religiosas que sirven al pobre, al enfermo y al anciano no cuentan con la total protección de la libertad religiosa, las administraciones venideras podrían obligar a que los hospitales religiosos y organizaciones de servicio, paguen por los seguros médicos y por otras pólizas que permiten procedimientos médicos que van en contra de las enseñanzas Católicas. Además, tal principio muy probablemente crearía crisis de conciencias en cada institución religiosa y prácticamente en cada fe, así es que con el paso del tiempo estarían forzados a salirse de las líneas directrices de la estructura social.
No podemos y no lo haremos, aceptar esta readaptación del principio de libertad religiosa el cual nuestros Padres Fundadores adecuadamente vieron como un inalienable regalo de Dios. Las personas de fe no pueden ser tratadas como ciudadanos de segunda clase. Y los servicios basados en la fe a aquellos necesitados en nuestra sociedad no pueden ser clasificados por nuestro gobierno nacional como no religiosos. Nuestros hermanos y hermanas de otras religiones, así como otras personas de buena voluntad, ya se han unido con nosotros en este importante esfuerzo para volver a obtener nuestra libertad religiosa. De hecho, muchos periodistas a lo largo del espectro político, tanto los que apoyan como los que no a la presente administración, han lanzado un llamado para que esta póliza se revierta.
Es así que les pido su apoyo. Por favor envíen un correo electrónico (email) o escriban a la Casa Blanca y a sus repre-sentantes en el Congreso pidiendo una reversión en esta nueva regulación. Las direcciones están enlistadas más abajo. Finalmente, por favor únanse conmigo en oración por nuestra Iglesia y por las comunidades religiosas involucradas en esta lucha.
Que Dios los bendiga a ustedes y a su familia, y que siempre los tenga bajo su amoroso cuidado.
Suyo en Cristo,
+ El Reverendísimo John C. Wester,
Obispo de Salt Lake City
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