El Día del padre sin un papá

Friday, Jun. 06, 2014
By Jean Hill
Director, Diocese of Salt Lake City Office of Life, Justice and Peace

Traducido por:Laura Vallejo

Conforme el Día del padre se aproxima, este será un día dulce y a la vez amargo para algunos de nuestros vecinos. Por lo menos para dos niños, será el pasarlo con un padre que tal vez será deportado después de haber cometido el error de ir a la corte local para pagar una multa por una infracción no violenta. Para otros tres niños será el primer Día del Padre desde que su papa fue deportado por haber trabajado 10 horas al día para un empleador que le pagó en efectivo.
Para ambas familias, las deportaciones llegaron décadas después de que los papás llegaron a los Estados Unidos. Ambos han hecho sus vida y las de sus familias que nunca hubieran podido imaginar en sus países de origen. Ambos han criado niños inteligentes ciudadanos de los Estados Unidos quienes irán a universidades y tendrán carreras. Ambos hombres también enfrentan perder todo, no porque sean criminales sino por haber cruzado el desierto hace muchos años y haber encontrado empleo listo y seguro en los Estados Unidos.
Mientras tanto, nuestra delegación de congresistas, todos padres de familia, pasan los días festivos rodeados por sus seres queridos, sin pensar en las familias de Utah que están en camino a ser separadas por nuestro sistema migratorio roto.
Tal vez unos cuantos católicos comprometidos podrían cambiar eso.
Existe un creciente censo que este verano será la última verdadera oportunidad e aprobar una reforma migratoria en el congreso. 
Después de varios años de esfuerzos, y de que bipartidarios reconocieran que algo está seriamente mal con el proceso migratorio, de llamadas por acción, es más que tiempo para que el Congreso actué. Hay dos maneras de convencer al Congreso   para   que  lo  haga   –   dando grandes cantidades de dinero para las campañas de quienes apoyan la reforma migratoria, o ser votantes activos que retan a los candidatos en sus posiciones migratorias y llevar a otros votantes con ellos.
Casi nadie se sorprendería al escuchar que los católicos son una minoría en Utah. 
Sin embargo, existe una minoría igual en votantes activos que contactan a sus representantes federales. 
Esto significa que los católicos que llaman a sus representantes pueden ser verdaderamente escuchados. 
En la guerra lobista una regla general es que se lleva 500 llamadas para persuadir a los miembros del congreso. Afortunadamente en Utah donde los constituyentes son notorios por no contactar a sus delegaciones lleva algo como unas 15 llamadas para esto.
En una Iglesia que nos llama a ser la voz de los pobres y vulnerables, que se cree en la santidad y dignidad de la vida y en donde se defiende la prote-cción de las familias, los católicos deben de realizar por lo menos 15 llamadas a los congresistas urgiéndolos a tomar acción para darle un camino bien merecido a los muchos padres de familia que han trabajado en este país durante muchos años solo buscando dar sustento a sus familias dando una vida digna a sus hijos y manteniendo a sus familias unidas.
Por favor contacte a su representante y pídale que apoye el debate de la reforma migratoria que provee el camino a la ciudadanía, mantiene a las familias unidas, restaura el proceso de protección de las pólizas migratorias, y subraye la cause de la migración, tal como la persecución, violencia y disparidad económica.
Para localizar a sus representantes acuda a http://www.house.gov/representatives/find/ e ingrese su codigo postal o llame al 202-224-3121.

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