El padre Iwuoha de camino a St. Patrick's

Friday, May. 20, 2016

(Nota Editorial: Este un artículo dentro de una serie en las que se presentan a los sacerdotes quienes han recibido una nueva asignación como administradores parroquiales. Las asignaciones que hubieran sido como ‘Párrocos’ fueron hechas como ‘administradores’ debido a la ley Canónica que rige cuando una diócesis no tiene obispo).

SALT LAKE CITY — El padre Anastasius Iwuoha quien a partir del 1ero de agosto  ha sido asignado a la parroquia de St. Patrick es originario de Nigeria, criado en una familia de siete hijos oraba el Rosario todos los dias con su mamá.

“Inclusive puedo decir que es esa devoción la que es la raíz de mi vocación como sacerdote,” dijo el padre. “He encontrado [en la Virgen Maria] mi fortaleza y apoyo.”

Su papá era devote al Sagrado Corazón de Jesús; cuando el padre Iwuoha comenzó la primer celebración del Viernes en la parroquia de Immaculate Conception en Copperton se la dedicó al Sagrado Corazón.

Su llamado al sacerdocio le llegó a muy temprana edad. A los 11 años de edad ingresó al seminario. Fue ordenado al sacerdocio en 1994 en la parroquia Holy Trinity en Umuma, Nigeria por el obispo Gregory O. Ochiagha.

Después de haber servido durante siete años como asistente secretarial en la casa del obispo. Fue asignado como párroco de una iglesia durante cinco años fue capellán de la renovación carismática diocesana. Entonces fue enviado a Cleveland, Ohio en donde obtuvo su maestría en educación. Después fue invitado por el obispo de Juneau, Alaska a servir en esa diócesis, en donde permaneció por cinco años.

En el 2006 visitó Salt Lake City para asistir a un programa de Educación Clínica Pastoral y pidió permiso para servir en esta diócesis. 

Después de un año en la parroquia de Saint Thomas More en Sandy, fue asignado como capellán de St. Joseph Villa, una residencia para ancianos en Salt Lake City. En los fines de semana también asistían el Hospital Primary Children y en el Centro Médico de la Universidad de Utah, celebrando Misas para las Carmelitas en su monasterio en Holladay y como párroco de la iglesia Immaculate Conception.

“El Padre Anastasius ha sido muy generoso aceptando los que, posiblemente han sido asignaciones muy diversas en la diócesis,” dijo Monseñor Colin F. Bircumshaw, administrador diocesano.

“Los tres sitios están significativamente separadas por distancias y cada una demanda de un ministerio diferente. La primera es una muy grande casa de cuidados para ancianos, St. Joseph Villa, lo que implica el cuidado contínuo de aquellos que todavía pueden ser independientes y de quienes están con cuidados de hospicio. Ha brindado este ministerio durante 10 años, desde que llegó en agosto del 2006. El segundo es un pequeño pero vibrante e históricamente significativa parroquia: la iglesia Immaculate Conception en Coperton, Utah en donde ha servido desde enero del 2010 en el ministerio sacramental, y más recientemente como administrador. Y su tercer asignación es un  ministerio único a las Carmelitas enclaustradas en el monasterio Carmel of the Immaculate en Holladay. Ha hecho todo esto de una manera generosa y alegre. Muy rara vez lo he visto sin una sonrisa en si rostro.”

El Padre Iwuoha dice que él no siempre está sonriendo – en ocasiones el peso de las demandas de su ministerio es grande “pero trato de mantener el buen espíritu.”

Trabajar con los ancianos en St. Joseph Villa lo ha ayudado ya que muchos de los residentes “son muy vibrantes. En lugar de estar apachurrados, te dan ánimos.”

También ha descubierto que “el hecho de estar con personas en esa etapa de su vida es más gratificante de lo que uno pensaría. Creo que me llena un poco y me hace feliz… uno está con personas que se encuentran en un punto de sus vidas en que necesitan de Dios. Eso te llena.”

Reflexionando sobre su nueva asignación, el padre dice que espera que él y la comunidad parroquial “trabajen juntas en armonía, y que todos ofrezcan lo mejor de su fe, ya que lo que hacemos es compartir el Evangelio… evangelizar y apoyarnos a crecer en la fe y a construir la familia parroquia”.

Para hacerlo, planea tomarse tiempo para conocer como es la organización de la parroquia, aprender de los feligreses y del personal y entonces “espero, que conforme pase el tiempo, unamos nuestras manos para construir,” dijo el padre. “Todo trabajará bien cuando las personas se unen y salen a realizar ministerios y a ayudar a los demás a seguir para adelante.”