Hermana de la Santa Cruz lista para ayudar a la comunidad

Friday, Jan. 15, 2016
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By Laura Vallejo
Intermountain Catholic

Intermountain Catholic Originaria de Altotonga Veracruz en México, la Hermana de la Santa Cruz Laura Tiburcio Santos, sintió el llamado a la vida religiosa desde que era muy joven.
En su niñez fue a un colegio de los Misioneros de Cristo Rey y conforme los conocía más y más su interés por la vida religiosa iba creciendo.
A la edad de 12 años, comenzó a ayudar con clases de catecismo; a pesar de ser muy joven y que estaba un poco asustada ella lo realizó con una gran alegría.
“Una amiga de mi mamá era catequista y necesitaba que alguien la ayudara, asi es que se lo pidió a mi mamá pero ella no podía asi que le sugirió que fuera yo en su lugar… me asignaron al grupo de niños más pequeños a pesar del hecho de que yo era una niña también, lo disfruté inmensamente”, dijo la Hermana Laura, quien siguió enseñando catecismo durante seis años y participo también en diferentes programas diocesanos.
Entonces conoció a las hermanas de varias órdenes religiosas y fue invitada a ver de primera mano la vida de las Hermanas de Santa Teresa de Lisieux. Ella estuvo con la orden durante nueve años, trabajando en diversos lugares.
“Fuí a España, en donde trabajé en un asilo de ancianos; entonces regresé a México, en donde trabajé en una parroquia con dos responsabilidades principales, Caritas y a cargo de un grupo juvenil llamado Pandillas de la Amistad”, dijo la Hermana Laura.
También formó parte de un grupo de apoyo el cual consistía en tres hermanas y siete sacerdotes.
Sin embargo, ella tenía ciertas dudas acerca de su vocación dentro de esa orden.
Dejo la comunidad y buscando conoció a la Congregación de las Hermanas de la Santa Cruz.
“Me atrajo mucho la diversidad de ministerios que tienen, así es que me puse en contacto con ellas y me invitaron a conocerlas… realmente me puse muy feliz”, dijo la Hermana Laura.
La Hermana se fue  a Monterrey, México en donde las Hermanas de la Santa Cruz tienen su principal ministerio en ese país. 
La Hermana Laura comenzó a estudiar inglés y comenzó un proceso que la llevará a sus votos perpetuos.
De ahí viajo a Indiana en donde vivió en el noviciado internacional junto a Hermanas de la India, África y Bangladesh.
También fue voluntaria en una clínica de la Hermana de la Santa Cruz Maura Brannick, quien en los años 80’s busco lograr cuidados básicos de la salud para indigentes, inmigrantes y personas indocumentadas.
“Como enfermera registrada la Hna. Brannick visitaba a las personas en sus casas y les checaba gratuitamente la presión. Cuando vio por ella misma la gran necesidad que tenían las personas invitó a otros médicos de la comunidad a ser voluntarios”, dijo la Hermana agregando que los ministerios de la Santa Cruz ayudan y apoyan a la clínica.
Continuando con su servicio la Hermana Laura se enamoró más y más con su vocación. Durante tres meses estuvo en Florida en donde ayudó a las Hermanas con un círculo para mujeres en donde estas recibían clases de inglés. Clases de costura y clases de preparación para el examen de ciudadanía.
Después de que en mayo profesara sus primeros votos, la Hermana Laura fue asignada a Utah.
Por seis meses estuvo ayudando a la Oficina del Ministerio Hispano de la Diócesis de Salt Lake City y ahora estará directamente en las oficinas de lso Ministerios de la Santa Cruz. 
El año que entra la Hermana planea poder formalizar sus estudios profesionales.
“Me quiero enfocar en trabajo social”, dijo la Hermana Laura, quien ahora sabe que la vocación religiosa es un proceso.
“A veces surgen dudas, a veces inclusive tus familiares o amigos te dicen que no sigas ese camino…esto es un proceso de discernimiento; es una vida de servicio a los demás”, dijo la Hermana Laura agregando que las hermanas religiosas también viven de una manera que a veces las personas no ven.
“Somos una comunidad llena de amor; nos divertimos, a veces vamos al cine, tenemos amistades. Si dejamos que las personas nos influencien en cuanto a nuestra vocación no podríamos seguir en el camino. Debemos de vivir el llamado para que realmente podamos decidir si esta vida es o no para nosotros.
“Yo les puedo decir después de haber vivido en diferentes comunidades religiosas, desde una en donde tienes que vestir un habito y vivir más en claustro …a una en donde hay una gran variedad de ministerios y uno no viste habito  que esto  realmente me hace muy feliz…dense la oportunidad de vivirlo si es que sienten el llamado. Solo acérquense a una Hermana. Ellas [nosotras] siempre estamos abiertas para ayudar”.

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