La caminata anual de Cuaresma: ‘un testamento del poder de nuestra fe’

Friday, Apr. 12, 2024
La caminata anual de Cuaresma: ‘un testamento del poder de nuestra fe’
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By Laura Vallejo
Intermountain Catholic

BRIGHAM CITY/TREMONTON — La caminata anual con Cristo que va de la parroquia católica  de St Henry  en Brigham City a la misión de  Santa Ana en Tremonton, sucede cada Cuaresma, en donde los participantes se turnan para cargar una pesada cruz de madera durante la ruta de 21 millas. Los participantes van haciendo pausas en donde oran las Estaciones de la cruz, “reflexionando sobre los retos y tribulaciones de Cristo en sus Ultimas horas, dijo el padre  Francisco Pires, párroco de la iglesia y de la misión.

“Por 36 años desde que se estableció la misión de Santa Ana, esto es un camino simbólico que las personas realizan,” dijo el padre Pires.

“No es solo una caminata; es un peregrinaje del alma,” dijo el padre, agregando que con cada paso que dan los peregrinos están “llenos de fe, penitencia, sacrificio y gratitud. Hacer la caminata siempre es un reto, pero este año fue particularmente retadora por la fuerte lluvia que cayó por cerca la mitad del camino.

El padre dijo que entre los participantes estuvieron niños, jóvenes, jóvenes adultos y adultos de todas las edades, de varios rubros de vida y de diferentes creencias

La caminata que comenzó a principios de los años 80 organizada por Jose y Sylvia Martínez es una expresión de gratitud y de fe por la construcción de la Misión de Santa Ana la cual comenzó en el sótano de un edificio.

“Mi esposa y yo pensamos ‘oh, ya tenemos una nueva misión en Tremonton,’ estábamos muy contentos y agradecidos con Dios, agradecidos por contar con nuestro propio edificio, así es que fui con nuestro sacerdote y le pregunté que podíamos hacer como agradecimiento,” recordó Jose Martínez. “Acordamos en una caminata en donde reviviéramos lo que Jesús sufrió en su camino a la cruz por nuestra salvación.”

Aunque la caminata sucede cada año, cada vez es diferente. Por ejemplo, “un año una persona llegó vestida como Jesús y caminó todo el camino descalzo,” dijo José Martínez.

Como siempre la experiencia de este año fue muy especial para los Martínez.

“Este año la fe y los sacrificios que algunos participantes realizaron me impactaron… Hubo una pareja con tres niños que realizaron la caminata y su fe, con la lluvia torrencial y el frio – el amor que demostraron por nuestro Señor me emocionó mucho… Para mí fue muy especial ver esto,” dijo José Martínez.

“Lo que distingue este peregrinaje es la compasión que los participantes demuestras,” dijo el padre Pires. “Personas antes desconocidas se vuelven compañeros, comparten historias, se ofrecen apoyo, y van mano a mano soportando el peso de la cruz, caminando juntos no solo como individuos sino como comunidad. Nadie se queja, solo se comparte el propósito y la solidaridad.”

“Cada uno de los participantes lo hace por sus propias razones y fe en Cristo,” José Martínez dijo.

Al paso de los años que los Martínez han organizado la caminata, su fe se ha fortificado. “Tengo más fe en nuestro Señor… estamos más en control de nuestras vidas cuando tenemos a Cristo presente en nuestras vidas, y eso me ha hecho más fuerte a través de las tribulaciones, problemas y retos que tiene la vida.”

Sylvia Martínez dijo que mantener la fe viva ahora más que nunca es importante porque “debemos de caminar juntos a través de la vida… con esta caminata podemos compartir nuestra fe, Cristo camina siempre con nosotros, sin Él no somos nada.”

Agregando de que a pesar de que ya no puede caminar la ruta ella participa asistiendo a los participantes con botellas de agua o apoyándolos cuando están cansados.

“En medio de todos los retos de nuestras vidas, esta tradición es un testamento del poder de nuestra fe,” dijo el padre Pires.

Como párroco de varios de los participantes, el beneficio se “extiende más allá del plano físico y espiritual,” dijo el padre Pires. “Permea en todo y cada aspecto de nuestras vidas. Ayuda a vencer obstáculos, inspirándonos a ser mejores, a tener unas vidas más llenas.”

El camino de un lugar sacro a otro, “no es solo una caminata física, es una experiencia de transformación. No solo cambiamos, sino que llegamos a las vidas de todos los que son testigos de nuestro camino,” dijo el padre.

A su llegada a la misión de Santa Ana los participantes tuvieron momentos de oración, compartiendo su experiencia con los demás y disfrutando una comida.

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