La primera generación de diáconos celebrará 40 aņos de servicio a la comunidad

Friday, Sep. 23, 2016
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La primera generación de diáconos de la diócesis de Salt Lake City, saquí junto a varios sacerdotes: (Sentados) Stanley L. Stott, Robert Bambrick and Charles L. O'Connell; (primera fila) Rev. Thomas J. Meersman, Silvio Mayo, Rev. Robert J. Bussen, Mansueto Flaim, Thomas M. Buller, el obispo Joseph L. Federal, Joseph W. Reed, Richard E. Werling, Monseņor J. Terrence Fitzgerald; (fila de abajo) Tom Otero, John C. Weis, Monseņor John J. Hedderman, Leonard J. Henzke, Lowell L. Palm, Bud J. Wardle, John J. Coniff, y el Rev. Terrence M. Moore.
By Laura Vallejo
Intermountain Catholic

SALT LAKE CITY — La primer generación de diáconos de la Diócesis Católica de Salt Lake City la cual consiste en catorce hombres quienes fueron ordenados el 26 de diciembre de 19476 por el Reverendísimo  Joseph Lennox Federal,  Sexto Obispo de Salt Lake City.
De esta generación de diáconos uno esta todavía totalmente activo, tres semi-activos, cuatro retirados y los demás descansan en paz.
El diácono Stanley Lynn Stott es parte de esta primera generación.
“Cuando recientemente nos ordenamos todo era incierto... Sabíamos que trabajaríamos en la Diócesis pero no sabíamos en donde,” dijo el diacono Stott.
El no saber en donde iban a realizar su asignación además del hecho de que los diáconos no eran algo a lo que las personas estaban acostumbrados a ver hizo que la primer generación se volviera más humilde y muy diligente.
“Era algo a lo que temíamos, y hubo mucha pero mucha oración. Cuando fui aceptado por primera vez en esta  generación de diáconos fue una gran transición y una experiencia de aprendizaje ya que no sabía que esperar,” dijo el diácono Stott.
El Concilio Vaticano II restauró el diaconado como una orden permanente en la jerarquía. Cuando la primera clase de diáconos fue ordenada en Salt Lake City la gente no sabía lo que era un diácono ni lo que hacía así “que fue una verdadera experiencia transitoria era cuestión de siempre estar presente y hacer lo mejor posible lo que teníamos que hacer,” dijo el diácono Stott.
“Sin el ministerio y carisma de los diáconos nosotros como ’Iglesia’ no seríamos el Cuerpo total de Cristo en la tierra en el mundo de hoy. En mi opinión esta es la razón primaria por la que los diáconos son muy importantes en nuestra diócesis,” dijo Monseñor Colin F. Bircumshaw, administrador diocesano.
Los catorce hombres que formaron la primera clase en Salt Lake City fueron ordenados como diáconos permanentes, pero desde entonces la Oficina Nacional para el Diaconado sugirió que la palabra permanente fuera eliminada.
“Nos debemos referir  1) diáconos y 2) diáconos transitorios (candidatos al sacerdocio quienes han sido ordenados a la Orden del Diaconado en su camino hacia el sacerdocio). Diciendo esto es muy importante y ayuda mucho el que contemos con el ministerio de los diáconos quienes son ministros ‘ordinarios’ quienes pueden realizar bautismos, bodas y entierros así como proclamar la Palabra y predicar el Evangelio así como cubrir las necesidades de los pobres”, dijo Monseñor Bircumshaw.
Durante los últimos 40 años las personas se han acostumbrado más y más a los diáconos “y ahora simplemente nos aceptan y nos dan la bienvenida,” dijo el diácono Stott.
“Todos fueron muy diligentes y eso fue lo que ayudó mucho, así que las personas comenzaron a aceptar muy bien a los diáconos. En estos 40 años los diáconos han ido muy lejos en esta diócesis,” dijo el diácono Stott. “Lo que parecía algo extraño por lo nuevo ahora es muy bien aceptado y valorado. La generosidad, sacrificio y experiencias de nuestros diáconos ha asegurado que su ministerio sea bienvenido y valorado”, agregó Monseñor Bircumshaw, agregando que frecuentemente la importancia de los diáconos se vincula a la falta de sacerdotes pero “estos es una subestima teológica ...Sin los diáconos el elemento de ‘servicio’ de un Cristiano no es un manifiesto total de las diócesis. El ministerio de liderazgo es especialmente valorado en la diócesis de Salt Lake City en donde los sacerdotes no siempre están disponibles para los servicios dominicales y el SCAP (celebración dominical en ausencia de un sacerdote) frecuentemente se requiere.”
Los cuarenta años de servicio han enseñado al diácono Stott humildad y también le han enseñado que el  estar siempre presente es parte muy central de su ministerio.
Los hombres que pertenecen a la primera generación de diáconos de la diócesis son el diácono Robert Bambrick, el diácono Mansueto Flaim, el diácono John Conniff, el diácono Silvio Mayo, Deacon Lowell L. Palm, el diácono John Weis y el diácono Stanley Stott. Quienes han pasado a mejor vida son: Thomas Buller, Leonard J. Henzke, Charles O’Connell, Tranquilino Otero, Joseph W. Reed, Bud Wardle y Richard E. Werling.

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