Mensaje de Aņo Nuevo del Obispo Solis

Friday, Dec. 25, 2020
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Obispo Oscar A. Solis
By The Most Rev. Oscar A. Solis
Bishop of Salt Lake City

¡Saludos de la paz y amor de cristo!

Oro para que estas palabras encuentren un lugar en sus corazones disipando las frustraciones, sufrimientos, penas y soledad de quienes han perdido a seres queridos pro la pandemia del coronavirus. ¡La Navidades es un gran recordatorio del amor infinito de Dios por nosotros en la encarnación de Jesús, quien nació como nuestro Salvador, llegando para dar luz, alegría y paz al mundo!

Este mensaje de la presencia constante y cariñosa de Dios, el año que pasa se ha reflejado en los actos inspiradores de las personas de primera respuesta, así como los demás trabajadores esenciales. Sus sacrificios y heroísmo han sido la fuente de valor y perseverancia durante meses de dificultades, incertidumbres y demás retos. La llegada de las vacunas contra el COVID-19 es una bendición de la renovada esperanza y de la tan esperada respuesta de las oraciones y aspiraciones de las personas para poder regresar a nuestra normalidad.

El pronóstico para el Nuevo Año es brillante, pero depende de nosotros que sea una realidad. Este nos permite pasar la página del tiempo y la historia para prepararnos para las mejores cosas que nos ofrece. Una cosa buena que la pandemia nos enseñó es que todos estamos juntos en esto, y que la mejor respuesta para el desastroso efecto, es la unidad y solidaridad. Recientemente el Papa Francisco dijo sobre el mundo dividido y polarizado que “una crisis puede ser sobrellevada con los anticuerpos de la solidaridad.” Ese fue su mensaje central en su reciente Encíclica Fratelli Tutti, – llamado a la fraternidad global y a la amistad social, para que todas las personas vivan unidas como familia, como hermanos y hermanas, tratando a todos con dignidad y equidad.

Más aun, en su mensaje del Día Mundial de la Paz nuestro Santo Padre promueve una cultura de cuidado como camino hacia la paz, urgiéndonos contra la cultura de la indiferencia ante el su-frimiento de los demás, del desperdicio, del odio y la confrontación, para practicar las Enseñanzas Sociales de la Iglesia Católica. Permitamos que esta cultura de cuidados comience en la familia, el núcleo fundamental de nuestra sociedad, en donde aprendemos a vivir juntos y a relacionarnos con amor y con respeto mutuo.

El Año Nuevo nos trae una sensación de renovación, una oportunidad de reflexión como personas de fe, y de cómo podemos llegar a ser mejores seguidores de Cristo. La lección del año que termina subrayó nuestra interconexión y solidaridad global, nuestra creencia en la santidad de la vida y el respeto para la dignidad de cada ser humano. Aprendimos que, el mostrar nuestro amor por todos, conocidos y extraños, puede ser tan simple como el usar una mascarilla. El inconveniente de tal práctica es fácilmente sopesado por la oportunidad de mostrar nuestra consideración por el bienestar de nuestros semejantes.

La Fiesta de María, Madre de Dios, nos guía hacia el comienzo de un nuevo año. Este es el tiempo perfecto para invocar la intercesión amorosa y la protección maternal de la Santa Virgen María, para que nos ayude a unirnos en la resolución mutua de vivir los valores del Evangelio de fe, esperanza y caridad, y para que nuestro compromiso como corresponsables responsables del don de Dios de la creación, crezca y para que todos sigamos hacia el bien común. Que Dios nos bendiga con la paz, alegría y esperanza que el 2021 conlleva.

¡Feliz Año Nuevo!

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