Obispo Wester pide unirse en oración durante la semana por la Inmigración

Friday, Jan. 09, 2015
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By The Most Rev. John C. Wester
Bishop of Salt Lake City

Traducido por: Laura Vallejo
En el transcurso del año pasado, conocí a mucha personas que me reafirmaron mi creencia de que la inmigración es uno de los temas más apremiantes en el mundo de hoy. En la frontera de México con los Estados Unidos, hombres y mujeres compartieron sus historias de desesperación conmigo y con mis hermanos obispos en un comedor en Nogales.
 Estos hermanos y hermanas han caminado por días enteros con el calor del desierto de  Sonora en busca de la tierra prometida. En su lugar se encontraron con agentes de la patrulla fronteriza y un viaje en autobús a la pobreza y a la violencia.
En Sicilia, conocí a inmigrantes de África quienes valientemente se enfrentaron a cruzar el mar en barcos sobrecargados, tratando de escapar de la violencia, guerra y pobreza. Ellos también hablaron de su esperanza por  una mejor vida.
Todos esos inmigrantes, a pesar de pertenecer a una vasta diversidad de culturas, tienen el mío deseo de mejorar sus vidas. Ninguno tenía la visión de grandes, mansiones llenas de lujos. Todos se encontraban en una búsqueda de un lugar para simplemente descansar, para poder alimentar a sus familias, para trabajar y para sentirse seguros.
Cada año, nuestra Iglesia Católica toma cuidados especiales para recordar a aquellos que no tienen un hogar o un país a quien llamar suyo. Durante la semana migratoria, la cual este año es del 4 al 10 de enero, ofre-ceremos nuestras oraciones por los hombres, mujeres y niños que han sido forzados a viajar a través de océanos, desiertos, fronteras en búsqueda de las necesidades básicas para poder vivir una verdadera vida humana. 
Recordamos a los miles de niños en las fronteras, los cuales el año pasado buscaban a los agentes fronterizos esperando que los llevarían a los Estados Unidos en custodia, aterrorizados de ser enviados de vuelta a sus ho-gares en donde se enfrentarían a miembros de mafias y a amenazas de muerte. 
Recordamos a las madres y padres que compartieron esas mismas amenazas y enviaron a sus hijos lejos. También oramos por las madres y padres que por la fuerza fueron separados de sus familias y deportados a países los cuales apenas recuerdan debido a infracciones menores y comunes para la ley de los Estados Unidos, tales como infracciones de tránsito.
A lo largo de la semana por la inmigración, reflexio-namos sobre los apuros de nuestros vecinos  inmigrantes. Bien sea que su inmigración sucedió hace décadas o bien hace unos días, los inmigrantes compartes experiencias comunes: Dejan todo lo que conocen por tierras nuevas, nuevas costumbres, nuevos lenguajes, nuevas reglas. A lo largo se encuentran tanto con hostilidades como con hospitalidad. 
Para michos inmigrantes pobres, el viaje es engañoso. Desde el notorio tren La Bestia que cruza los de-siertos de Arizona, muchos inmigrantes mueren tratando de encontrar un hogar en los Estados Unidos. Los inmigrantes africanos en Sicilia se han sofocado en los barcos sobrepoblados y miles se han ahogado. Las leyes inmigratorias anticuadas son en muchas maneras el menos de los problemas de los inmigrantes, pero las que se pueden resolver más fácilmente. 
El Tema de la Semana por la Inmigración 2015 “Todos somos una Familia Bajo Dios” es un importante recordatorio de que los inmigrantes y refugiados no son ‘esas’ personas, sino parte de ‘nosotros’. 
Como San Pablo escribió todos “ son miembros del mismo cuerpo” Efesios 3:6). A lo largo y ancho del mundo, 175 millones de miembros de nuestra familia buscan seguridad y substancia en tierras desconocidas. Conforme seguimos celebrando a la Santa Familia en nuestras propias familias, debemos también tomar la oportunidad para hablar a nombre de nuestra familia de inmigrantes y advocar por sus derechos al perseguir vidas de dignidad dentro de sus hogares en países en el extranjero.
Por favor únanse conmigo durante la Semana Inmigratoria conforme oramos en la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos la oración ‘Somos una Familia Bajo Dios’:

PADRE AMOROSO,
al recordar que la Sagrada Familia huyó de la violencia
y que vivió durante un tiempo en el exilio,
te pedimos que protejas a todas las familias que huyendo
de la persecución buscan refugio,
y les proporciones un lugar seguro y acogedor.
Por los niños que viajan en medio de tantos peligros,
a menudo solos y sin la protección de sus seres queridos,
te pedimos que los reúnas con sus familias
y los protejas de la violencia en el camino.
Por todos los emigrantes,
para que no se sientan obligados a emigrar,
sino que encuentren oportunidades en su tierra natal
donde puedan prosperar y vivir una vida plenamente humana.
Abre nuestro corazón para que podamos ofrecer
hospitalidad
a aquellos que vienen en busca de refugio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
 Amén.

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