Por más de 30 aņos la Comunión y Desayuno para Hombres llevó a los hombres católicos de Utah a hacer comunidad

Friday, Feb. 10, 2023
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Durante la Comunión y Desayuno para Hombres celebrado el 15 de marzo de 1964 en la Diócesis de Salt Lake City, el Reverendísimo Sylvester Treinen de Boise, habló sobre el Vaticano II.

Michael Courtney  

Archivista de la Diócesis de  Salt Lake City  

 En abril de 1939 cuando monseñor  Patrick F. Kennedy, era el canciller de la diócesis de Salt Lake City, el anunció a los párrocos que el 7 de mayo había sido separado como e Domingo de Comunión para los hombres de  Salt Lake City.   

La idea fue “que todos los hombres asistieran a Misa a las 8:30 a.m. en a Catedral para recibir la Comunión y juntos asistir a un desayuno a la preparatoria  Judge Memorial ” dijo Monseñor  Kennedy .  

En una carta posterior Monseñor Kennedy urgía a los párrocos a “contactar a los hombres de sus parroquias quienes no estuvieran recibiendo los Sacramentos recordándoles de la comunión y Desayuno de Hombres ”  

El desayuno se convirtió en una tradición, En 1947 el Reverendísimo Duane G. Hunt quinto Obispo de Salt Lake City, invitó a los estudiantes de último grado de la preparatoria a asistir al desayuno.

Cada año el comité de comunión y Desayuno invitaba a un ponente de otro estado para presentar temas relevantes para la Iglesia. El formato la Comunión y Desayuno para Hombres permaneció igual durante los 34 años de su existencia: los hombres se juntaban en el sótano de la Catedral, subían las escaleras para asistir a Misa y recibir la Comunión, para entonces dirigirse a la preparatoria Católica Judge Memorial para desayunar y escuchar al ponente así como para socializar con otros hombres Católicos de la diócesis.

En 1973 el desayuno se descontinuó.

La Comunión y Desayuno de Hombres reunió en comunidad a los hombres que históricamente casi no participaban en la Iglesia. Como comunidad los hombres Católicos de Utah fueron expuestos a los temas más intelectualmente importantes de la Iglesia a través de los tiempos más retadores intelectual, cultural, social política e tecnológicamente.

A pesar de los retos, el optimismo y la habilidad de la Iglesia Católica para tocar los problemas del mundo moderno, menospreció las presentaciones ofrecidas en la Comunión y Desayuno para Hombres. Por ejemplo, en la cima de la Segunda Guerra Mundial, durante 1942 en la Comunión y Desayuno para Hombres, el Obispo James H. Ryan de Omaha urgió a los hombres a leer y estudiar los cinco puntos de paz del Papa Pius XII.  

Los cinco puntos del Papa Pio XII fueron: 1) paz justa en el Derecho internacional que asegure el derecho a la vida y a la independencia de todas las naciones… 2) Una paz auténtica… 3) el pasado…debe de ser escuchado a fin de detectar carencias y lagunas que deben de ser remediadas… 4) … para lograr una paz única se requiere la pre-sencia del orden… 5) todos los cambios, instituciones y revisiones serán imperfectas y estarán condenadas al fracaso, “si los que dirigen la suerte de los pueblos y los pueblos mismos, no se dejan penetrar cada vez más de aquel espíritu del que únicamente pue-den provenir la vida, autoridad y obligatoriedad a la letra muerta de los párrafos de los ordenamientos internacionales…

La noción de que los Católicos trascendiendo ideas seculares persistió después de la guerra. La primera Comunión y Desayuno para Hombres realizada al final de la II Guerra Mundial. El Reverendísimo Francis J. Schenk, Obispo de Crookston Minneapolis, argumentó que la ciencia, la tecnología y la no creencia llevaron al mundo al caos absoluto. El creía que “El catolicismo, a través de su integración… ofrece las bases para encontrar la reconstrucción ya que se enfrenta a los temas de nuestros tiempos desde un punto de vista de la eternidad, proclamando el derecho inalienable, para que así el hombre, como lo que brinda Dios, provea fe salvadora, esperanza inspiradora y caridad sanadora.”

Similarmente el Reverendísimo Michael J. Ready, Obispo de Columbus Ohio, mantuvo que la Iglesia, “es vista hoy, no solo como la maestra y defensora de las verdades conocidas supernaturales, pero como el mayor exponente de verdades naturales necesarias. La Iglesia no solo desea salvar almas; para ese fin ella quiere salvar las mentes. Ella no está sola promoviendo la santidad; ella es de hecho, la salvadora de la santidad. Nosotros, sus hijos, debemos de estar activos y articulando en su servicio indispen-sable para la humanidad.”

En los años 60, las verdades supernaturales y naturales de la Iglesia fueron discutidas por los ponentes de la Comunión y Desayuno para Hombres, pero en lugar de verlo hacia adelante, la Iglesia vio hacia su interior, criticándose a sí misma. Por ejemplo, el Obispo Sylvestre Treinen de Boise, al discutir sobre el Vaticano II, contendió que a pesar” de los elementos esenciales de la Iglesia, las doctrinas, los sacramentos, los mandamientos, no necesitan ser renovados. Cristo lo hizo perfectamente la pri-mera vez.” Sin embargo, dijo que “el elemento humano en la Iglesia: nosotros mismos, nuestras costumbres, nuestras ceremonias, la manera de expresarnos y el lenguaje usado- estas cosas necesitan de hecho con el tiempo una renovación. Este es el trabajo del consejo.”

Los ponentes de la Comunión y Desayuno para Hombres continuaron con el análisis interno de la Iglesia hasta los 70, aunque la crítica se enfocaba en ideas personales, no en costumbres, lenguaje, ceremonias o filosofías seculares. Por ejemplo, en 1971 la Comunión y Desayuno para Hombres con John McDevitt fue en contra de la moralidad espiritual, diciendo que “la sociedad no puede existir a menos de que se controle el poder y el apetito sea colocado en otro lugar, y lo menos radique en nosotros, y lo más afuera de nosotros.”

El cambio final sucedió a finales de 1960; cuando la asistencia bajó. En su punto alto la Comunión y Desayuno para Hombres en los años 50 asistían de cuatrocientos a setecientos hombres; a principios de los años 70 sólo cerca de cien.

El impacto de la Comunión y Desayuno para Hombres en las vidas de los hombres que asistieron permanece incierto. Aun así éste ofreció un vehículo para que los hombres - que por lo menos asistieran un domingo en el año - estuvieran activos en la Iglesia de manera sacramental, social e intelectualmente.

Traducción: Laura Vallejo

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