Protegiendo nuestra creencia en el Secreto de Confesión

Friday, Feb. 02, 2024
Protegiendo nuestra creencia en el Secreto de Confesión
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By El Rev. Oscar A. Solis
Obispo de Salt Lake City

 ¡Saludos en la paz y amor de Cristo!

Me gustaría llamar su atención hacia el hecho de que la Legislación de Utah una vez más propone una legislación que podría impactar una tradición espiritual practicada por nuestra Iglesia Católica.

El Sacramento de Confesión ha sido central en la práctica de nuestra fe Católica por cerca de 2 mil años. Este divino don de Jesús nos ayuda a prepararnos para recibir la Eucaristía y para participar completamente en nuestra fe. Durante el Sacramento de  Reconciliación, como también se conoce, confesamos y buscamos la absolución de nuestros pecados a través de un sacerdote, quien se sienta en el confesionario como el conducto vivo con Dios.

Lo que se dice en la confesión es entre el penitente y Dios, y es privado. Todos los sacerdotes bajo la ley de la Iglesia (Código Canónico  983 §1) deben de mantener completa secrecía acerca de lo que escuchan durante la confesión. Sabiendo que la confesión es confidencial, la conversación sacra con Dios anima a que los Católicos busquen y reciban Su misericordia; esto también les permite ser reconciliados no solo con Dios sino con sus comunidades.

Este año la Legislatura de Utah una vez más está considerando el permitir que los miembros del clero, incluyendo los sacerdotes Católicos, reporten a la ley abusos o negligencias aun cuando esta información es obtenida a través de la confesión. Cuando propuestas similares fueron propuestas en el 2020 y una vez más el año pasado, les solicité a los feligreses de nuestra diócesis ayudar a defender nuestros derechos religiosos oponiéndose a la propuesta. Este año es un poco diferente. No nos oponemos a la legislación propuesta, como fue inicialmente escrita, pero nos preocupa la posibilidad de que el lenguaje pueda ser modificado requiriendo que los sacerdotes Católicos reporten tales abusos aunque ellos hubiesen sabido de ellos durante el Sacramento de la confesión. Si este requisito se aprobase como ley, los sacerdotes Católicos se enfrentarán a la decisión de romper la ley o ser excomunicados, ya que al romper el secreto de confesión esto significa una excomunicación automática para un sacerdote Católico.

La Iglesia Católica y la Diócesis de Slat Lake City permanecen comprometidas con la protección  en contra del abuso y negligencia de niños inocentes y de adultos vulnerables . Sin embargo, como lo escribí el año pasado, no existe evidencia de que el forzar a que un sacerdote Católico rompa el sello de confesión ayudara a lograr eso, y la legislatura que requiriese que un sacerdote lo hiciese violaría nuestro derecho a practicar nuestra religión. Poner a un sacerdote en la posición de perder su vocación o enfrentarse con cargos crimi-nales parece ser una gran violación de las protecciones de la Primer Enmienda. Los sacerdotes tienen el sacro deber de mantener en confianza la información que escuchan en la confesión, de otra manera, estarían violando la confianza y privacidad del penitente.

Cuando escuchan confesión, los sacerdotes no son como terapistas o maestros u otra clase de profesionales; en el confesionario el sacerdote se sienta como el conducto vivo hacia Dios. Antes de otorgar la absolución, el sacerdote escucha la confesión de un criminal que hizo mal puede requerir que el penitente lo reporte a la ley, busque apoyo, o le puede ofrecer hablar con él o ella afuera del confesionario y acompañarlo a reportarlo o requerir alguna acción similar de justicia restauradora a través de la penitencia.

La motivación de las varias propuestas de reporte de abusos sin laudatorias. Todo el pueblo de Dios quiere asegurar la seguridad de los niños y desea protegerlos del abuso, pero no existe evidencia que el forzar a que los sacerdotes comuniquen casos de abusos aprendidos a través de la confesión prevendrán un solo caso de abuso infantil. De otra manera. Propuestas que requieren que los sacerdotes revelen lo que se les dice en un acto puro de confesión no haría más que negarles a las personas el acto libre del ejercicio de su religión, subsecuentemente negándoles a los víctimas una oportunidad crucial de recibir ayuda y sanación.

Es así como respetuosamente le pido a los le-gisladores oponerse a cualquier legislación que rompa las libertades religiosas, y animo a los fieles de la Iglesia a hablar con sus respectivos represen-tantes, o a llamarlos por teléfono, o a enviarles una carta o un correo electrónico haciéndolos consientes de la centralidad del Secreto de confesión de nuestra fe.

La Iglesia Católica considera que la conducta sexual de cualquier persona dentro de la Iglesia va totalmente en contra de la dignidad humana de la persona y de la misión de la Iglesia. El bienestar espiritual de todas las víctimas, de sus familias y de otras personas en la comunidad es siempre una preocupación particular  de la Iglesia. La Diócesis de Salt Lake City toma los alegatos de conductas sexuales involucrando a menores y personas vulnerables muy seriamente. Cua-lquier alegato recibido es inmediatamente reportado a las agencias de ley y enviado a la Consejo independiente de Protección para niños y jóvenes de la diócesis para que tomen acción.

En los últimos 30 años, la diócesis ha desarrollado e implementado un programa de ambiente seguro, publicando los estándares de conducta para sus sacerdotes y diáconos así como para el personal diocesano, voluntarios y cualquier personal de la Iglesia que este en posición de confianza y que tengan contacto frecuente con niños y jóvenes. En 1990 la diócesis también implemento pólizas por escrito y procedimientos en cuanto al reporte y manejo de reclamos por conductas sexuales. La póliza actualizada refleja los mandatos de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos  del 2002.

En el sitio diocesano hemos publicado la lista completa de los reportes desde 1950, brindando así la transparencia que ayudara a reparar por lo menos algunas de las heridas causadas por las malas acciones de sacerdotes que abusaron de la confianza sacra.

La Diócesis también ha publicado maneras en como reportar tales crímenes y anima a que toda persona que haya sido víctima de abuso o explotación por clero, religiosos o personal laico de la Iglesia a hacer un reporte. La coordinadora de ayuda para víctimas está disponible para ayudar a realizar los reportes; su número de contacto es el  801-328-8641, ext. 344.

Seguiremos orando por las víctimas y por sus familias y les solicitamos su perdón al haber fa-llado en su protección. Permanecemos comprometidos a investigar los alegatos de abusos por clero en la diócesis con la esperanza de erradicar esta escoria que tanto lastima a tantos niños, removiendo a quienes han cometido el crimen, y ayudando a las víctimas traicionadas por los hombres en los que creyeron poder depositar su confianza.

Traducción: Laura Vallejo

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