Reflexión por el Aņo de la Misericordia
Friday, Mar. 18, 2016
En este año de la Misericordia, recuerdo frecuentemente a mi papá.
Cuando mis padres se enamoraron, mi papá aceptó casarse en una boda Católica y que sus hijos fueran criados bajo la religión católica, pero le pidió a mamá que nunca le hablara de religión a él. Papá no era realmente anti religioso; fue que durante la depresión los líderes de la parroquia de su familia regularmente regañaban a la congregación, diciéndoles que Dios nunca los reconocería a menos de que dieran su limosna.
Mamá aunque fue bautizada como Católica cuando bebé, no fue criada bajo el catolicismo; ella realizó su camino espiritual mientras estaba en la escuela de enfermería, así es que entendió la posición de mi papá.
Conforme pasaron los años, ayudando a sus hijos con las tareas escolares y con las de sus clases de educación religiosa, estas hicieron que papá explorara la fe. En ese tiempo, se volvió Católico de gran fe, pero siempre les decía a sus hijos que la Iglesia de Dios está dirigida por seres humanos, a veces muy buenos a veces medio malos.
Tanto los mensajes de papá como de mamá eran muy fuertes. “No hay nadie en el mundo mejor que tú [pausa, pausa, pausa] y tú no eres mejor que nadie más en el mundo”.
Papá, un militar de carrera, siempre me decía “Nunca hagas de menos a un sargento o a su familia”.
Yo traducía esto en nunca juzgues a nadie por su estatus, color o religión.
El precepto más querido de mi papá acerca del catolicismo era la justicia social. Durante los años 80’s invitaba a todos a su mesa para que aprendieran a hablar y a leer en español. Comenzaba cada sesión con la oración del Señor en español, y para entonces volverla a orar en inglés.
Durante este Año de la Misericordia aprendemos y meditamos acerca de la misericordia y de cómo esta nos llega, tanto dentro de nosotros como en el mundo. Personalmente siento que debemos aferrarnos a la paz y a la misericordia de Dios en nosotros antes de poder compartir los mensajes y acciones con el mundo. Y mientras meditamos, frecuentemente encontramos misericordia y valores que vienen de nuestro mismo ser.
Kathryn Larson
Iglesia Católica de St. Helen, Roosevelt
Miembro de la Comisión Diocesana para Personas con Discapacidades
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