Reflexión por el Año de la Misericordia

Friday, Apr. 15, 2016

Aprendiendo a ser misericordioso – de una manera difícil

Tengo 75 años de edad pero me encuentro con buena salud y mucha energía. Voy al gimnasio cuatro días a la semana. Estoy más sano que la mayoría de los hombres de mi edad. PERO tengo una dege-neración macular. Mi licencia de manejo tiene restricciones, la cual me limita a manejar a menos de 40 millas por hora; mi visión no me permite manejar de noche.

Soy orgulloso y no me gusta admitir que necesito ayuda. Puedo manejar por la ciudad durante el día. Cuando mi esposa está conmigo ella siempre maneja, inclusive en los viajes largos. Tengo que pedir aventón para las reuniones de los Caballeros de Colón pues son por las noches. Muchas personas han sido misericordiosas con mi persona. La Misericordia es “la bondad recibida sin esperarla ni pedirla por obligación”.

Cuando recibo ayuda de las personas esta no es condescendiente. Me tratan como una persona valiosa con cualidades y habilidades. Nadie me hace sentir menos o me hacen sentir ‘discapacitado’. Nadie me habla condescendientemente. Una persona famosa dijo “Trata a los demás como te gustaría que ellos te tratasen”. Eso es lo que he estado aprendiendo cuando recibo ayuda de los demás. Quiero ser tratado con respeto, como una valiosa persona. Debo tratar a las demás personas de la misma manera. Una persona puede necesitar cierto tipo de ayuda, pero esa persona tiene muchos otros dones y cualidades. Me puedo ofrecer a ayudarlos con tal o cual cosa, pero permitiéndoles ayudarme con algo más. Siempre debo tratar a los demás con dignidad ya que todos somos creados a imagen de Dios.

Como una frase en la canción ‘The Servant Song’: “Permíteme que tenga la gracia de también dejarte ser mi siervo.”

Tony Hanebrink

Parroquia de St. Joseph - Ogden