Trasplante de riņón lleva a transformación de fe

Friday, Aug. 15, 2014
Trasplante de riņón lleva a transformación de fe + Enlarge
El Padre Javier Virgen y Heather Kamakana antes de entrar a la cirugía de transplante. Foto de cortesía de Heather Kamakana
By Marie Mischel
Intermountain Catholic

Traducido por: Laura Vallejo
MAGNA — La diálisis hizo que el Padre Javier Virgen se arrodillara.
No era una posición inusual para el sacerdote, quien hace 21 años fuera ordenado al servicio y quien actualmente sirve como párroco de Nuestra Señora de Lourdes en Magda así como Vicario para asuntos hispanos de la diócesis, pero el coraje que sintió fue algo nuevo. Más de dos años después de tener problemas con su riñón en abril fue hospitalizado y notificado que tenía que comenzar con diálisis.
Al escuchar el diagnóstico se descargó con Dios preguntándole ¿Por qué es que me está pasando esto a mí? Tengo muchas cosas que hacer en la parroquia”, dijo el Padre. “Lloré. Me impacienté. Le dije ¿dónde estás? ¿Por qué me está pasando esto a mí? ... Llegué al punto de decir ‘No quiero el catéter, no quiero la diálisis, ni me importa si me muero’”.
Conforme el día pasó, el Padre se calmó.
“Lo acepté en paz. Pensé ‘no , esta no es la manera. Yo como sacerdote, como Cristiano, como Católico, no debo de tener esa actitud. Esta es la voluntad de Dios. Y la acepto con tranquilidad. De repente una gran paz invadió mi corazón”, dijo el Padre Virgen quien nació con un riñón más pequeño que el otro. En su familia también existe historia de híper tensión la cual afecta a los riñones.
A sus 57 años de edad, pasó casi cuatro meses con diálisis tres días a la semana mientras que esperaba por un trasplante de riñón.
En ese tiempo, pasaba horas orando enfrente del Santísimo Sacramento, reflexionando sobre su sacerdocio, su pasado, su familia y sus amigos.
“Todas esas preguntas pasaron por mi cabeza, lo que fue algo bueno, muy bueno para mí enfrentarlas ya que esa es la forma en que uno se da cuenta del valor de la vida, de la fe, del sacerdocio, de la familia y de los amigos, de la diálisis – de todo”, dijo el Padre agregando que la diálisis se volvió como su amiga en el sentido de que se dio cuenta de que no era bueno para él seguir con frustraciones.
Mientras tanto, su comunidad parroquial constantemente oraba por él, le llevaba comida, arreglaron su transportación de y hacia la diálisis y “se preocuparon por mí como ser humano y como sacerdote”, dijo el Padre. “Esa energía que vino de ellos – la cual es amor – me levantó y me ayudó a seguir con mi vida”.
A pesar de estar en buen término con su enfermedad a veces temía pensar que iba a tener que seguir con diálisis por el resto de su vida; el encontrar un riñón compatible sería una tarea muy difícil ya que tiene un tipo de sangre muy raro.
Sin embargo Dios tenía la respuesta que el Padre Virgen y sus feligreses tanto oraban por encontrar.
Heather Kamakana y su familia por más de 10 años han sido miembros de la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes. Cuando en el 2012 el Padre Virgen fue asignado a la misma “automáticamente sentí una gran conexión con él”, dijo Kamakana; cuando el sacerdote anunció que necesitaba un trasplante de riñón “me llegó al corazón” preguntar si era compatible.
El proceso fue un poco largo; Kamakana no le dijo a nadie excepto a su esposo que se sometería a la pruebas para ver si era una donadora compatible.
Cuando fue notificada de que si lo era, Kamakana y su esposo se sentaron junto a su dos hijos adolescentes y les dijeron que tal vez le donaría su riñón al Padre Virgen; a su hija de seis años de edad se lo dijeron ya que la cirugía estaba confirmada.
“Me apoyaron siempre; mi esposo me apoyó desde el principio”, dijo Kamakana quien decidió donar su riñón por que “pensé ‘esto es algo tan mínimo en comparación con lo que el Padre Javier ha hecho por mí y por mi familia’”.
El coordinador del trasplante dio la confirmación final el cuarto fin de semana del mes de julio, mientras Kamakana asistía al juego de pelota de si hijo. De ahí ella junto a su esposo fueron a la rectoría para dar las noticias al Padre Virgen.
“Comencé a llorar. No sabía que decir”, dijo el Padre Virgen, mientras la emoción le quitaba la voz.
La cirugía se llevó a cabo tres meses después de comenzar con la diálisis. El proceso resultó tan bien que el Padre Virgen estuvo en ICU por tan solo unas pocas horas. Kamakana regresó a su hogar tres días más tarde.
Kamakana dijo estar agradecida por el ejemplo que le ha dado a sus hijos de cómo vivir el llamado del Evangelio de cuidar y amar los unos a los otros.
El Padre Virgen también está muy agradecido; su enfermedad ha “mejorado mi vida”, dijo el Padre “Valoro todo más que antes. Valora a las personas, valoro mi vida, valoro mi sacerdocio, valoro a mis hermanos sacerdotes, a mi familia. Realmente me ha cambiado”.
Se dio cuenta que no es un súper humano sino “débil como todo… quien todo lo hace es Dios”, dijo el Padre agregando que ha ganado una empatía por las personas que sufren.
Ahora espera regresar pronto a su ministerio lo cual pronostica será en Noviembre.“Estoy feliz, estoy agradecido, estoy en paz y no puedo esperar para regresar a mi ministerio y decirle a las personas ‘Dios nos ama mucho’”, dijo el Padre.

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