Vote 'Si' a la enmienda C la cual elimina la esclavitud en Utah

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Pronto estarán llegando a los buzones a lo largo y ancho de Utah, abriendo la mejor oportunidad para que participemos en un proceso democrático. Como ya lo hemos reconocido, el voto es una obligación moral y cívica, en la que ninguna Católico se debe involucrar sin un discernimiento profundo con respecto a las muchas decisiones complicadas que debemos tomar sobre los candidatos y sobre varios temas.

Afortunadamente hay un tema en la boleta de Utah en que cada Católico debe de concordar. La enmienda  C, la cual elimina la esclavitud en nuestro estado.

Algunos votantes pueden sorprenderse al escuchar que la esclavitud aún es permitida en Utah. Mientras que el Articulo 1 sección 21 de la constitución de Utah prohíbe la esclavitud, esta no la elimina por completo. Actualmente la constitución de nuestro estado permite la esclavitud como una forma de castigo por crímenes. Aún en tales circunstancias nosotros, como fe que profesa la dignidad y santidad de cada vida, reconocemos que la esclavitud es un mal intrínseco, y que no es una herramienta moralmente aceptable para el sistema de justicia criminal.  

La práctica de la esclavitud, en todas sus formas, es una noción con raíces en la persona humana que permite que esta sea tratada como un objeto; sin ser ya vista como poseedora de dignidad, como hermanos y hermanas que comparten una humanidad común, sino más bien como que tiene un provecho, como propiedades.

Remover el lenguaje que condona la esclavitud en cualquier forma en la constitución de nuestro estado es un paso hacia el alejamiento de los puntos de vista inmorales de los seres humanos como inferiores o como objetos. Es también un paso hacia la más humana y efectiva corrección de pólizas que buscan restaurar la justicia, no solo el castigo. Como nos recuerda nuestra doctrina social Católica, el castigo no tiene un doble propósito, “animar a la reinserción de la persona condenada a la sociedad” y “el fomento de la justicia que reconcilia, una justicia capaz de restaurar la armonía en las relaciones sociales perturbadas por el acto criminal cometido.” Ningún propósito puede ser cumplido si comenzamos con la suposición de que un ofensor, o que cualquier persona, es meramente una propiedad desechable.

Mientras que es dudoso que al eliminar la esclavitud de la Constitución hará que los prisioneros reciban al menos el salario mínimo, esto reflejará un entendimiento de que una persona encarcelada es un ser humano, no una cosa que es poseída por el estado, no algo que se puede desechar, no algo sino una persona creada a la imágen y semejanza de Dios, a pesar de lo lejana que esa persona haya estado de la voluntad de Dios para él o para ella.

La historia de esclavitud de nuestra nación, en todas sus muchas formas, todavía tiene un profundo impacto hoy en día, conforme se ha hecho abundantemente claro por las personas que protestan y que buscan la igualdad y la justicia para las vidas de los afroamericanos. Entender el impacto de nuestras fallas para reconocer la humanidad de todos es un paso crucial hacia una sociedad más justa y más pacífica. Los votantes Católicos, todos los votantes, deberían fácilmente y preparadamente tomar este monumento crucial  y decir no a ver con inferioridad, como si las personas fueran objetos. Votar ‘Si’ a la enmienda C solo requiere vivir nuestras creencias sobre la dignidad y santidad de cada vida.

Jean Hill es la directora de la Oficina de Vida, Justicia y Paz de la Diócesis de  Salt Lake City. Puede ser contactada en jeanhill@dioslc.org.

Traducido por: Laura Vallejo